El ATP 250 de Buenos Aires entra en etapa de definiciones y la propuesta no podría ser mas tentadora para los fanáticos del tenis que este fin de semana van a poblar las gradas del estadio Guillermo Vilas. Es que habrá dos argentinos (Federico Coria y Facundo Díaz Acosta) en semifinales y un español que el público ya adoptó como propio por su jerarquía y carisma, el número uno mas joven de la historia y ganador de dos Grand Slams Carlos Alcaraz. Ideal.
De todos modos, hay un factor que no se puede dejar fuera de la consideración a la hora de planear la visita al Buenos Aires Lawn Tennis y es el económico. ¿Cuánto gastaría una familia tipo (un matrimonio y dos hijos) para pasar la tarde y noche en la catedral del tenis argentino y ver a algunos de los mejores tenistas del mundo? Se calculan aproximadamente $250.000, tomando como referencia la entrada mas barata y agregándole el extra de la comida y bebida y hasta algún postre o café.
Una butaca en la platea general, la nueva tribuna tubular que se instaló arriba de la platea este y que llevó la capacidad total del recinto a casi 6.000 personas, vale $52.000 para ver las dos semifinales y el mismo precio para la final del domingo. En tanto, el valor escala en otros sectores del estadio hasta $90.000 (plateas), $105.000 (codos), $135.000 (palcos laterales), $170.000 (palcos sur y norte) y $275.000 (palco lateral bajo).
A eso se debe agregar la cena, especialmente el sábado porque se jugarán dos partidos y es probable que la jornada se extienda hasta la noche. Hay un patio de comidas junto a la entrada principal, ya conocido por quienes visitaron el BALTC en años anteriores, y otro detrás de la cancha 2 que se agregó para esta edición y que aún continúa acondicionándose.
Precios de las entradas para ver el Argentina Open.Ambos cuentan con diferentes stands gastronómicos, todos a un precio similar. Cuesta alrededor de $4.000 la comida, $2.000 la bebida, entre $2.000 y $3.000 las paletas de helado y $1.000 el café. “Es barato comer acá con los precios que se ven afuera, pero lo que sí es caro son las entradas”, coinciden la mayoría de los visitantes consultados por Clarín.
De todos modos, aseguran que vale la pena al ser “una vez al año” y porque “es Alcaraz”. El español, quien buscará convertirse en apenas el tercer tenista en retener la corona del Argentina Open tras Guillermo Vilas (obtuvo seis de sus ocho títulos entre 1973 y 1977) y David Ferrer (2012, 2013 y 2014), genera una revolución en cada ciudad que visita y Buenos Aires no es la excepción.
«El año pasado vine porque no tenía partidos encima, llevaba un tiempo sin competir y necesitaba jugar. El torneo me encantó, la gente es maravillosa y fue increíble para mi lo que viví. Quise regresar este año porque las vibraciones y energía que se vive en Buenos Aires son muy especiales», contó el número dos del mundo en la previa de su debut ante Camilo Ugo Carabelli.
Las instalaciones del mítico club porteño se han ido remodelando y continúan en ese camino, justamente para atraer a figuras de la talla de Alcaraz. Por allí pasaron leyendas de todas las épocas como el propio Vilas, Rod Laver, Ivan Lendl y Rafael Nadal y se espera que la presencia de Carlitos atraiga a otras estrellas del circuito a sumarse.
Un poco por exigencia de la ATP y otro poco por la propia decisión de los organizadores, una de las grandes refacciones es justamente la de los vestuarios y la sala de jugadores, que se hizo de cero. Y los tenistas lo valoran.
Carlos Alcaraz y un gesto técnico que recuerda a Rafael Nadal. Foto: Emmanuel Fernández/Clarín.“Este año veo al torneo cómo para ser un ATP 500. La cancha está muy bien, la organización es muy buena. Es maravilloso. Si este torneo se convierte en un 500 no me extrañaría para nada”, dijo el propio Alcaraz en conferencia de prensa.
Y Cameron Norrie fue en la misma línea. “Estoy de acuerdo con Alcaraz. Por las instalaciones, la organización y la atmósfera, el Argentina Open debería ser un ATP 500. El ambiente del partido entre Wawrinka y Jarry fue increíble”, sentenció el británico.