La tensión es grande en River. A tal punto que no se piensa en otra cosa que no sea en la final de este miércoles de la Supercopa Argentina y las consecuencias que pueda tener, sea cual fuere el resultado. La cabeza está puesta en Estudiantes desde hace varios días. Hay mucho más que un título en juego. Y eso es lo que ocupa la mente de Martín Demichelis.
El director técnico percibe este partido como un encuentro bisagra para el futuro. Apoya la cabeza en su almohada y solo piensa en ese duelo. Y por más que previo a Independiente haya dicho que recién se enfocaría en Estudiantes tras el clásico en Avellaneda, lo cierto es que su preocupación por el Pincha le da vueltas desde antes de ir al Libertadores de América.
Su cuerpo dio señales de tal motivo. En la conferencia de prensa posterior al triunfo sobre Independiente Rivadavia a Micho se lo notó apagado. Y el ida y vuelta de preguntas y respuestas fue más corto que de costumbre. Y tras el duelo con Independiente en el Ricardo Bochini directamente no habló.
Fuentes cercanas al entrenador le confesaron a Clarín que los motivos por los que decidió no enfrentar los micrófonos fueron dos: por un lado, por la floja producción del equipo. Por otro, el morbo del enfrentamiento con Enzo Pérez en la final de la Supercopa.
Alguna de las preguntas iba a estar dirigida a ese tema. No había dudas. Entonces, Demichelis prefirió resguardarse. Y no pisar el palito, ante alguna declaración que luego rebotara fuerte y diera vueltas por los medios de comunicación y aumentara más la tensión en la previa del duelo ante el equipo en el que juega el ex capitán de River.
Se sabe: Enzo Pérez se fue de Núñez enemistado con Micho. Y la prueba más contundente de ello fue que en su último partido, en la final por el Trofeo de Campeones ante Rosario Central, en Santiago del Estero, cuando se retiró del campo de juego, el mendocino saludó a todos menos a Demichelis.
El entrenador de River sabe que el morbo de su relación con Pérez es inevitable en la previa de una final ante Estudiantes. Por eso no quiere desviarse del foco futbolístico y preparar de la mejor manera a su equipo tanto táctica como mentalmente. Mucho más después de dejar una pálida imagen en Avellaneda, donde rescató un punto tras jugar un mal partido contra Independiente.
Incluso, tan impactante es esta final para Demichelis que poco le importó recibir una multa por no haber dado la conferencia de prensa, que asciende a dos millones de pesos, equivalente al valor bruto de 250 entradas generales, cuyo valor de cada una es de 8.000 pesos, según informaron desde las oficinas de la Liga Profesional.
De esa manera, Demichelis reiteró una escena que no se daba desde hacía cinco meses. La última vez que no había hablado después de un partido fue tras la victoria en el Superclásico en la Bombonera, el 1 de octubre del año pasado. Pero fue en una situación muy diferente: River le había ganado a Boca y Micho eligió ponerse a él mismo en un segundo plano, bajar el perfil y dejar a los jugadores como únicos protagonistas del éxito como visitante.
Ahora, inmerso en ese contexto futbolístico adverso, más allá de que paradójicamente su equipo esté invicto en lo que va del año, Demichelis optó por callar. Y no fue casual que lo haya hecho en la previa de una final en la que enfrente tendrá a Enzo Pérez, el referente de River con el que no terminó bien.