Las películas de terror, las que parecen hechas a repetición, las que estrenan una al menos por semana, son fácilmente clasificables. Están las gore, donde la trama es ínfima y lo que importa es mostrar sangre, cuchilladas y asesinatos truculentos. Están las de posesión demoníaca, y las de monstruos.
Pero, y afortunadamente en el género hay un pero, también coexisten -con los juegos del miedo, las masacres de Texas y los exorcistas- filmes que apuntan al horror psicológico. Lo que pasa dentro de la mente del o la protagonista.
El mejor ejemplo, quizá sea El resplandor, con el loquito de Jack Torrance interpretado por Jack Nicholson. Y está Sonríe 2, que en lo único, pero en lo único que se parece a la obra maestra de Stanley Kubrick es que comparte ese subgénero, el del horror psicológico (y que Ray Nicholson, hijo de Jack, tiene un papelito: es el ex de la protagonista).
Como suele suceder, cuando hay un número 2 al final del título cabe preguntarse si para entender la película que termina con 2 hay que haber visto la que no llevaba número, porque no podían saber si esa primera iba a ser un éxito. Sonríe, estrenada en 2022, había costado 17 millones de dólares, y recaudó internacionalmente más de 200.
Secuela del éxito inesperado del filme de 2022, no es apta para personas impresionables. Fotos UIP/ ParamountDe ahí que haya una 2. Y dependiendo de cómo le vaya a las 2, habrá una 3.
Los amantes del terror ya lo saben. Están acostumbrados.
Para los que vieron Sonríe, hay un solo personaje (Joel, el el policía y ex de la psiquiatra) que repite de la original. Para los que no la vieron, sepan que es el primero que aparece en pantalla. Y para todos, refrescando la memoria, el malvado de la película es un ser metafísico, que se hace pasar por una persona y solo la persona a la que “contagió”, la puede ver.
Como en la primera, el ente maligno puede «traspasarse» simplemente con una sonrisa. Esa sonrisa.Esa persona poseída, digamos, pasa a ser como un anfitrión, el ser maligno le hace ver cosas que no son reales, y en una semana ya lo volvió tan desquiciado que lo obliga a quitarse la vida ante un nuevo anfitrión, al que le sonreirá y así pasa el maldito, de un cuerpo a otro.
La original metía más miedo, tal vez porque no contaba con un presupuesto como para mostrar las atrocidades de la secuela. Había una psiquiatra que, luego de presenciar la muerte de una paciente, comenzaba a pensar que una extraña entidad la amenazaba.
El hijo de Jack Nicholson
Aquí, pasado el prólogo rodado en plano secuencia con el personaje que decíamos que repite, todo se centra en una estrella de la música pop, la rubia Skye Riley (la inglesa Naomi Scott, que cuando era morocha fue Jazmín en la versión con actores de Aladdin). Hace un año -no sabemos cuánto pasó desde los hechos de la primera Sonríe– tuvo un accidente automovilístico con su novio (Ray Nicholson). El no sobrevivió, pero ella, sí.
Naomi Scott, que fue uno de los Ángeles de Charlie en 2019 y también Jazmín en «Aladdin», es la cantante y protagonista.Y las presiones de la discográfica, y de su madre, hacen que Skye plantee una nueva gira, arrancando en Nueva York. Tal vez fue un guiño, o quizá ni se dieron cuenta, pero le dieron el papel de la entrevistadora de TV a Drew Barrymore (que, bueno, hace de sí misma) cuando la ex niña de E.T. fue una de los Angeles de Charlie en 2000, y Naomi Scott lo fue en la última y malograda versión de 2019.
De a poco, Skye -que tiene cicatrices en la espalda y en la panza, que uno se pregunta: siendo una figura que vende millones de discos y entradas, bien podría haberse hecho una cirugía estética- comienza a tener alucinaciones. Más cuando visita a un ex compa de la secundaria, que se dedica a vender droga. Skye, que ya no toma drogas (lo más fuerte que le recetan es Tylenol, para que no recaiga en la adicción) ni bebe alcohol, lo va a ver para conseguir algo para el dolor de espaldas.
Y sí, adivinaron: el muchacho le sonríe como no hay que sonreírle a nadie si se tiene ese ente maligno invadiendo su cuerpo.
Hay suicidios muy gráficos, tres o cuatro muertes como para esquivar la mirada, jeringas, en fin, dura poco más de dos horas y no se ahorran absolutamente nada.Sonríe 2 está armada alrededor de la protagonista, que canta varias canciones. No es Joker 2, no, pero Skye no la pasa bien. Comienza, o sigue arrancándose mechones de cabellos, y bebe hectolitros de agua, pero a menos que sea agua bendita, difícil que zafe.
Y, porque se encuentra firmando autógrafos a algún que otro desquiciado, a una niña con brackets, y por mas que duerma con una remera de los Talking Heads, le sirve de poco, porque las alucinaciones son cada vez mayores y más perversas.
Sonríe 2 no es para impresionantes. Hay suicidios muy gráficos, tres o cuatro muertes como para esquivar la mirada, jeringas, en fin, dura poco más de dos horas y no se ahorran absolutamente nada.
Tal vez, ingenio, pero como digo siempre, sobre gustos hay demasiado escrito.
“Sonríe 2”
Buena
Horror psicológico. Estados Unidos, 2024. Título original: “Smile 2”. 128’, SAM 16 R. De: Parker Finn. Con: Naomi Scott, Lukas Gage, Rosemarie DeWitt, Dylan Gelula, Ray Nicholson, Peter Jacobson. Salas: Hoyts Dot y Unicenter, Cinemark Palermo, Showcase Norcenter y Belgrano, Cinépolis Recoleta y Avellaneda.