El ex presidente de la Unión Industrial Argentina y ex secretario de Industria y Desarrollo Productivo, José Ignacio de Mendiguren, brindó una charla en la Extensión Áulica de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) en Santo Tomé, Corrientes.
Durante más de una hora, expuso ante comerciantes, dirigentes políticos y vecinos sobre la situación económica de Argentina y las condiciones estructurales que, según su visión, impiden el desarrollo sostenido del país. La actividad se enmarcó en su paso por la región tras actividades en Resistencia y Corrientes capital, invitado por dirigentes del Frente Renovador.
Según De Mendiguren, el principal obstáculo que enfrenta el país es su modelo productivo. “Argentina le vende al mundo lo que vale poco y le compra al mundo lo que vale mucho”, afirmó, señalando que el país sigue exportando productos primarios sin valor agregado, como trigo a granel o maíz para alimentar animales, mientras importa productos elaborados a un costo superior. “Con 50 millones de habitantes, ese modelo no puede subsistir”, advirtió, enfatizando la necesidad de una transformación productiva urgente.
El dirigente sostuvo que Argentina tiene condiciones para agregar valor en origen, con materias primas, capacidad de transformación y recursos naturales abundantes. “El mundo no tiene lo único que nosotros sí tenemos: el grano, la tierra y el agua”, remarcó. Y agregó: “Nos entregamos por 200 cuando el otro pone 2.000 encima. ¿Qué nos pasa? ¿Por qué no discutimos esto a fondo?”. Para él, la clave está en cambiar la lógica de exportación primaria por una estrategia industrial nacional.
CRÍTICAS AL MODELO COLONIAL Y AL RIGI
De Mendiguren hizo hincapié en lo que calificó como una nueva forma de colonialismo económico, centrada en la apropiación de los recursos estratégicos sin desarrollo local. “El mundo viene por nuestro litio, no por nuestras baterías. Quiere nuestro maíz, no nuestros jamones. Quiere el cobre, no la tecnología asociada”, sentenció. En ese marco, criticó con dureza el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), al que comparó con el modelo extractivo que adoptó Nigeria frente al desarrollo estratégico que siguió Noruega.
“Argentina tiene el cuarto yacimiento de petróleo del mundo, y pagamos el combustible como en Alemania, que no tiene petróleo”, dijo. En su exposición, trazó un paralelismo entre Noruega y Nigeria para mostrar cómo el mismo recurso puede significar riqueza con desarrollo o dependencia sin beneficios. “Noruega invirtió en tecnología y formación. Nigeria regaló sus recursos. Nosotros hoy cerramos el CONICET, desfinanciamos el INTA. Eso no es casualidad”, aseguró.
Según su análisis, el país transita un camino contrario al del resto del mundo, que tras la pandemia fortaleció sus políticas industriales. “Hoy todos los países están invirtiendo en industria. Nosotros vamos a contramano”, declaró. En este contexto, subrayó la importancia de recuperar la planificación estratégica y pensar el desarrollo desde cada región y cada sector productivo. “Tenemos un proyecto concreto, con once tomos, región por región, sector por sector”, explicó.
UNA PROPUESTA DE DESARROLLO CON LA GENTE ADENTRO
A lo largo de la charla, De Mendiguren insistió en que el debate principal no es técnico sino político y cultural. “La lucha de toda la historia fue por dónde se agrega valor. Hoy ya no vienen los ejércitos, ahora la penetración es cultural y económica”, sostuvo. Apuntó también a los grandes grupos económicos que controlan el comercio mundial de materias primas como responsables de impedir el desarrollo local. “Cada uno de nosotros que queremos transformar el grano en alimento somos sus enemigos”, expresó.
Criticó además el relato dominante que, según él, desvía el foco de los problemas reales. “Nos convencen de que el problema son los jubilados, cuando el problema es que no facturamos lo suficiente”, planteó. Frente a ello, propuso movilizar a los jóvenes con un horizonte claro: “Si vamos por el camino del desarrollo, no van a alcanzar los ingenieros. Si seguimos con el modelo RIGI, prepárense para manejar un taxi”, advirtió.
Finalmente, sostuvo que el país tiene la oportunidad de convertirse en “propietario y no inquilino” de sus recursos. “Hoy la Argentina es un activo público global. Lo que Dios nos dio en abundancia, el mundo lo necesita. ¿Qué vamos a hacer con eso?”, se preguntó. A modo de conclusión, insistió en que el país debe optar entre ser exportador de materias primas sin valor agregado o transformarse en una nación desarrollada que incluya a todos sus habitantes en el proceso productivo.