*Por Luciana Mangó y Daniel Zecca
El diputado nacional Estaban Paulón explicó su decisión de postularse como candidato a senador nacional por Caba desde Encuentro Ciudadano. Asegura que es una propuesta diferente a las actuales con la que busca delinear un proyecto de país por fuera de las políticas nacionales del gobierno de Milei para captar al votante alejado de la política, que dejó de ir a votar, tal como lo demostró el gran porcentaje de ausentismo en las elecciones pasadas en Santa Fe. En diálogo con el stream El Ciudadano Política, Paulón repasó los objetivos del nuevo espacio que integra, habló de la importancia de retomar el diálogo con otros sectores políticos, y de delinear un nuevo modelo de país para contraatacar las políticas de Milei.
—Esta elección para senador nacional por Buenos Aires te presenta como protagonista de un espacio nuevo. Es una situación peculiar, ya que representás a la provincia de Santa Fe como diputado nacional y, al mismo tiempo, buscas un lugar en el Senado por la Ciudad de Buenos Aires. ¿Por qué tomaste esta decisión y cómo está integrado el espacio que representás en esta candidatura?
—Como es de público conocimiento, soy dirigente nacional del movimiento LGBT y de los derechos humanos desde 2006. Esto hizo que mi vida y mi militancia se dividieran entre Rosario y Buenos Aires. Cuando fui coordinador del área de la diversidad sexual en el gobierno municipal de Miguel Lifschitz en Rosario, ya vivía a tiempo parcial en ambas ciudades. Luego, volví a la provincia cuando Miguel Lifschitz, ya como gobernador, me invitó a conformar la subsecretaría de políticas de diversidad sexual. Después, regresé a mi rol como dirigente nacional y hoy tengo casa en Buenos Aires, donde también reside parte de mi familia. Esta dualidad de residencia facilitó mi rápida y orgánica inserción en el debate político nacional al asumir como diputado en diciembre de 2023.
Soy representante de un partido nacional, el Partido Socialista, que tiene una visión clara de país y sociedad que queremos plantear. Por eso, me pareció importante dar un debate que trascendiera los temas de Santa Fe, que por supuesto he defendido y seguiré defendiendo. Con (la diputada nacional) Mónica Fein nos involucramos en agendas nacionales cruciales, como la transparencia, el presupuesto, la institucionalidad, la libertad de expresión y la agenda productiva, entre otras.
En este contexto, la elección de octubre definirá mucho más que una banca. Definirá las propuestas de país hacia adelante. Los socialistas queremos presentarle a la ciudadanía la nuestra.
Desde Encuentro Ciudadano, un movimiento de Buenos Aires conformado por personas alejadas de la «partidocracia» pero muy involucradas en el debate público, me inviaron a representarlos. Comparto su preocupación por la situación del país y la falta de rumbo en lo económico y productivo. Acepté esta invitación porque, como militante, a veces hay que «poner el cuerpo», incluso cuando las decisiones no son del todo comprendidas.
Esta candidatura es una gran oportunidad para participar en un debate nacional y llevar las ideas de este movimiento ciudadano, que coinciden con las del socialismo. Queremos representar a un sector de la ciudadanía que se siente decepcionado y alejado de la política, un sector que ha dejado de ir a votar. Queremos mitigar esa abstención en las elecciones de octubre en la ciudad de Buenos Aires.
—Mencionaste una «situación de urgencia» por cómo están comprometidos los derechos individuales, las libertades y el discurso violento del Ejecutivo. También dijiste que «mucha gente no va a entender» la decisión. ¿La urgencia pasa por encima de las formalidades de representar una provincia y presentarte por otro distrito?
—Me postulo para un cargo distinto al que desempeño. Es legal, como si un diputado se presentara a intendente o gobernador, con la variable del distrito, pero cumplo los requisitos legales para la candidatura en Buenos Aires.
Sin embargo, la decisión tiene mucho que ver con la urgencia política. Si en la elección de octubre se vota pensando en las viejas glorias del pasado, sin proponer un futuro claro para la educación o la producción, llegaremos a 2027 con un gobierno nacional fortalecido en un proceso que considero muy negativo. Estamos viendo miles de puestos de trabajo perdidos, familias que no llegan a fin de mes y un gobierno que no se preocupa por el bienestar de los jubilados.
Frente a esto, la pregunta es: ¿nos la jugamos y damos el debate, o nos quedamos quietos? Yo elijo «poner el cuerpo». La campaña que se viene es crucial y, aunque espero ser senador, lo importante es que vamos a plantearle a la ciudadanía un mensaje claro y fuerte sobre qué queremos construir a futuro. Es un momento en el que vale la pena jugársela.
Sé que la gente podría preguntarse por qué no me quedo en mi lugar actual, ya que me quedan dos años de mandato. Pero mi decisión se basa en la sensación, que he notado en la calle y en las redes, de que podemos ofrecer un espacio de representación que de otra forma faltaría en la oferta electoral de la ciudad. La política es tomar decisiones y yo estoy acostumbrado a hacerlo, incluso si eso significa enfrentar ataques personales, como los que he recibido recientemente sobre mi vida y mi familia.
—Hablás de «poner el cuerpo» y ganaste gran visibilidad por tu participación en el Congreso. Ahora, con una imagen positiva de Milei que baja en Rosario, ¿cómo ves la situación y cuáles crees que son los puntos centrales desde los que tu propuesta puede contraatacar la política nacional?
—Estamos viendo un proceso de gobierno que va agotándose, tanto en lo político como en lo económico. Políticamente, se evidencian límites: los gobernadores no cerraron alianzas provinciales con Milei, y en el Congreso el oficialismo ha perdido el control de las sesiones y ha sufrido votaciones en contra de temas sensibles.
Económicamente, los límites también son claros. Los 3.000 millones de dólares gastados solo en julio para contener la suba del dólar futuro, la baja de retenciones para que los productores liquiden, y un dólar más cerca del techo que del piso de la banda, son signos de ese agotamiento.
Mientras tanto, la industria está destruida, el comercio paralizado, el turismo en caída, los salarios no alcanzan y la población se pregunta si todo el sacrificio vale la pena.
Por un lado, debemos incidir en el Parlamento. Durante los dos años que restan del gobierno de Milei, debemos incidir de manera más efectiva e inteligente en el Parlamento, y de eso dependerá el resultado de las elecciones de octubre. Queremos delinear un nuevo modelo de país, decidir hacia dónde van a ir los incentivos y el apoyo del Estado. ¿Pagamos por la especulación financiera o reorientamos esos recursos para financiar, por ejemplo, los proyectos del Conicet, Inti y el Inta? Además debemos priorizar el desarrollo y discutir cómo hacer que las instituciones de desarrollo funcionen mejor, en lugar de cerrarlas por un capricho ideológico. Cortar de cuajo es el camino más fácil y doloroso para la recuperación que Argentina necesita.
—La gente está votando menos y hay desencanto en ambos lados. ¿Cómo interpretás ésto y qué está pasando en Santa Fe, donde tu partido, el socialismo, es parte de una coalición oficialista que a nivel nacional se une con otros gobernadores, mientras tu discurso parece diferenciarse? ¿Cómo le explicás este mapa al votante?
—En Santa Fe tenemos una larga experiencia en gobiernos de coalición, y hoy el socialismo es parte de Unidos, donde podemos darle una impronta propia en temas que consideramos relevantes. A nivel nacional, el socialismo participa en distintos espacios, según la realidad de cada provincia. En Santa Fe, la coalición está alineada con Provincias Unidas, la propuesta de gobernadores que saludamos como un límite más claro al gobierno de Milei. Mi candidatura aquí en la Ciudad de Buenos Aires es diferente.
Soy candidato por un movimiento ciudadano que busca ser parte de una alternativa más amplia de cara a 2027 y que dialogará con los partidos políticos, sin ser antipartido. En mi caso, como diputado nacional por el espacio de (el ex gobernador de Córdoba Juan) Schiaretti, que conforma Provincias Unidas, nuestra postura es que esa identidad debe ser progresista. Como diputado y candidato a senador me toca representar no solo a mis votantes, sino a quienes creen en nuestras ideas en todo el país.
Nuestra estrategia en Santa Fe es coherente con el trabajo local y provincial. Es cierto que hay matices en los posicionamientos nacionales, pero hemos demostrado que en un espacio como Encuentro Federal, que es una experiencia previa a Provincias Unidas, cada uno puede votar de acuerdo a sus convicciones. Esto nos permitió votar en contra de la ley Bases a pesar de que la mayoría del bloque lo hizo a favor.
Hay que salir de la lógica de la subordinación. No pasa nada si en un bloque alguien vota distinto. No es dramático. Hoy las identidades políticas están atravesadas por contradicciones, con la excepción de La Libertad Avanza y el socialismo. Los demás espacios tienen divisiones en sus votaciones, lo cual es parte del ejercicio democrático. Hay que sacarle dramatismo y aprovechar esa pluralidad para avanzar en temas que son importantes para el país.