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Leonas, el privilegio de ser: 25 años de historia y el legado de un equipo con sello propio

La mente se presta a la imaginación. Y entonces, la escena surge de inmediato: dos jugadoras así, con semejantes destrezas físicas y técnicas, velocidad, gambetas endiabladas y tanto olfato de gol, tranquilamente podrían complementarse en la cancha y hacer una dupla letal para cualquier rival. Sin embargo, una está, tal vez, en el punto más alto de su carrera, a los 29 años disputando los Juegos Olímpicos de Sydney 2000. La otra, a 12 mil kilómetros, tiene cinco y mira partidos de hockey por televisión de madrugada junto a sus tres hermanas en Florencio Varela, en la provincia de Buenos Aires. Mira cómo, al otro lado del mundo un grupo de mujeres hace lo que hace y entonces ella también empieza a jugar. La primera es Karina Masotta, la capitana del seleccionado argentino femenino de hockey sobre césped, un nombre tan largo como la distancia que une las dos historias, pero que cambiará pronto. La otra es María José Granatto, Majo, la actual. Entre ellas hay un hilo invisible, una conexión única: son Leonas. Y dicen los que saben, que esa es una condición que queda para toda la vida.

Por eso ahora Karina (54) y Majo (30) aceptan el desafío de desandar, junto a LA NACION, emociones y recuerdos a 25 años del nacimiento de este equipo emblemático que las une en el tiempo. Pero también se prestan a hablar del legado, la responsabilidad, las presiones, de lo que falta por hacer y del sueño mayúsculo que tienen las actuales integrantes del plantel. Repiten muchas veces las palabras “orgullo”, “privilegio” y “amor”. Saben que esta es una construcción colectiva de muchísimos años que puso a la mujer en otro lugar, que es símbolo de resiliencia, inspiración y esfuerzo y que todo ello se traduce en obligaciones: para las que fueron y para las que están. Incluso, durante la entrevista, una energía especial recorre la sala en la que se desarrolla, como si aquella mística de Sydney 2000 se teletransportara para hacer entender, aquí y ahora, qué es, cómo se siente.

Karina Masotta y Majo Granatto visitaron LA NACION y desandaron la historia y legado de las Leonas Aníbal Greco – La Nación

“No, es tremendo. Cuando Kari sacó la camiseta de la mochila fue ver la historia pura, ¿no? El nacimiento, el real nacimiento de las Leonas. Yo tenía cinco años. Pero ese boom que hicieron fue mucha motivación para nosotras. Ver a ese grupo de mujeres lograr esas cosas y poner ese nombre en la selección argentina… Ponerle Leonas y llevarlo con esa bandera fue enorme. Todo lo que siguió después fue gracias a ese nacimiento”, dice Majo Granatto (MG) apenas empieza la charla. “Esa camiseta” no es una más. Es la del primer logo que tuvieron las Leonas, la que usaron por primera vez para sobreponerse a la adversidad en esos Juegos de Sydney y quedó para siempre. Fue el 24 de septiembre de 2000. El 29, apenas un puñado de días después, ganaron la primera medalla olímpica de una serie que nadie imaginó. La fuerza “mágica” ya estaba ahí.

La historia del nacimiento de las Leonas se conjuga en este momento crucial: el día en el que por primera vez usaron la estampa en la camiseta. Casi en clave, de modo artesanal. Y se resume así: Ese Big Bang que se expandió al ponerse la leona en la remera no fue solo la promesa cumplida que 16 compañeras de equipo se hicieron a sí mismas, sino el primer sello de una identidad que no necesita presentación. Porque en aquellos Juegos de Sydney 2000, tras la instancia regular se enteraron que hubo una mala interpretación de reglamento por la cual se veían obligadas a ganar los tres partidos siguientes ante tres potencias en la segunda ronda, si es que otra vez no querían quedarse debajo del podio.

Justamente ese karma, ese mirar las medallas desde el umbral, había motivado en la previa del viaje que el cuerpo técnico y las referentes se juntasen para definir un nombre, algo que las uniera, que las representase. Ese punto de inflexión fue pasar a llamarse Leonas. Pero fue un secreto para ellas, que viajaron con una camiseta especial en el bolso que tenía la estampa del animal y que solo saltaría a la cancha en una situación “extrema”, de crisis. Y esa crisis llegó.

Las Leonas nacieron como tales el 24 de septiembre de 2000, cuando saltaron a la cancha por primera vez con la estampa que las distingueKAI PFAFFENBACH – X00446

¿Cómo fue todo ese trance, esa noche previa a usar la camiseta por primera vez? Porque ahí, en esa situación, vos le decís a tus compañeras: “Es el momento”.

Karina Masota: –Nosotras nos preparamos muy bien y sabíamos cuáles eran los objetivos que queríamos como equipo e individualmente también. Cuando nos enteramos de la mala interpretación y de tener cero puntos, Luis Barrionuevo (el preparador físico) nos cuenta un cuento para motivarnos (en realidad la continuación de una historia, que habla de ir en busca de los sueños) y después de eso pido la palabra. Les digo (a las demás jugadoras) que tenemos algo reservado (un juego especial de camisetas con la leona estampada) que nos puede ayudar muchísimo. No había tiempo de buscar excusas.

¿Echar culpas hubiera sido lo más sencillo?

KM: -Claro. Pero les pregunté: ‘¿Somos un equipo distinto?’. Bueno, entonces mañana empieza otro torneo y hay que sacar el alma que tenemos con la camiseta nueva. Fue un click. Obviamente que estábamos todas muy emocionadas por la situación, la impotencia y el cómo seguíamos. Pero estábamos preparadas para esto. Entonces había que revertir la cabeza totalmente y encarar el nuevo torneo. Y bueno, llegó el día, todas con la remerita en el vestuario, la ropita, era tan gracioso… Porque le decíamos a Clota (Claudia Médici, la jefa de equipo): ‘¿Qué va a pasar? Porque no lo podemos exhibir, no está permitido’. ‘Bueno, bueno, no pasa nada’, decía ella.

En los Juegos Olímpicos está prohibido usar en las camisetas otra cosa que no sea el logo del comité de tu país. Ustedes llevaban un extra. ¿Qué pasó?

KM: –Entramos a la cancha corriendo para que nadie se diera cuenta. Pero, una vez que estábamos ahí seguramente todos los de la mesa de control le empezaron a hablar a Claudia y a consultar qué era, de qué se trataba eso. Y bueno, quedó. Jugamos el torneo y la verdad que fue algo tan lindo, algo tan trascendental lo que pudimos transmitirnos… Disfrutamos de otro torneo, encaramos otra situación.

¿Es cierto lo de la sensación de trance, de la fuerza extra de esa camiseta? Suena mágico, pero en el relato de todas ustedes está.

KM: –Es Argentina, ¿me entendés? Sabemos lo que sentimos, sabemos lo que queremos. Y esto lo elegimos nosotras. Nos identificamos con algo, por algo y por cómo somos. Es lo que nosotros tratamos de transmitirles a los más chicos, a la gente. Vivimos como viven todos. Nada más que hacemos lo que nos gusta.

La camiseta con la estampa de la Leona le dio al equipo una fuerza “mágica”; unos días después de usarla por primera vez se subieron al primer podio olímpicoRoss Land – Getty Images AsiaPac

Majo, ¿te acordás de las sensaciones de cuando te pusiste tu primera camiseta argentina?

MG: –Sí, obvio que sí. Primero fue en el junior, pero después cuando me tocó hacerlo en el mayor, la sensación fue inexplicable. Arranqué a jugar a cinco años por ese nacimiento que para mí sí fue mágico porque fue inspiración para muchas personas para incentivarnos a seguir, a jugar al hockey y demás. Y de ver que es posible, que era posible. Lideraron así con esa rebeldía de decir: ‘Nosotras vamos a seguir con esta camiseta’. Y salieron a la cancha y nos representaron de esa manera. Y después de todo eso, cómo se mantuvieron. Porque no fue que lo hicieron una vez y quedó ahí. Esta Leona, la selección argentina de hockey es muy grande. Por lo que significa y lo que representa. No hay otro equipo que se haya mantenido tantos años en el mejor nivel, siempre ahí arriba, siempre peleando. Por eso es inolvidable la primera vez que te ponés la camiseta. No existe comparación con nada. Representar a este equipo es lo más grande que me pudo haber tocado como ser humano.

Inés Arrondo dibujó aquella primera Leona. Si bien con los años cambió, ¿cómo la vieron en ese momento?

KM: –Sí, se sentó y se inspiró con ese dibujo. Es una leona protectora. Elegimos esa leona como reflejo de un equipo, de una persona en la que contiene a todo un grupo y en el que la manada va toda junta, sabe qué quiere y cómo lo quiere, cómo lo tiene que hacer, para qué lo hace. Y lo defiende a morir también, ¿no? Sinceramente, usar la camiseta argentina es algo inexplicable. Son emociones que pasan día a día, minuto a minuto.

Después de usar la Leona ocurrió esa magia de la que hablan y por lo cual, nunca más se la sacaron de la camiseta. Fue victoria ante la entonces Holanda por 3 a 1, sobre China 2 a 1 y 7 a 1 ante Nueva Zelanda, un partido que describen como perfecto, que no querían terminar y que a su vez era otro principio: accedieron a la primera final olímpica y se garantizaron la medalla plateada.

KM: –Sí, y perdimos esa final con Australia (el mejor equipo de la década, por 3 a 1), que era muy noble. Sinceramente, lo respetamos mucho y al respetarlo mucho no nos soltamos. Pero ¿qué nos pasó? Nosotros sentíamos que ya habíamos ganado, que es lo que hay que aprender de esa semifinal. Y dijimos: ‘Hasta acá llegamos’. No nos dimos cuenta que las posibilidades seguían. Pero bueno, para nosotros esa medalla era un oro. Y así lo vivimos.

Las Leonas son un emblema del deporte argentino que mantiene los valores y la esencia de aquel equipo fundacional ARUN SANKAR� – AFP�

A partir de entonces fueron algo así como las “Rockstars” del deporte. ¿Cómo vivieron la revolución que generaron?

KM: –La gente siempre se portó muy bien y lo sigue haciendo. Es nuestro público. No podíamos creer estar en un aeropuerto y que nos llamen para, en cuanto bajáramos del avión, ir a un programa de televisión. No entendíamos esa situación ni estábamos preparadas. Pero era parte de algo nuevo que se venía, que es lo lindo, ¿no? Porque fue la difusión de nuestro deporte, se empezó a visualizar. Así que todo es agradecimiento. No hay palabras, hoy las Leonas son queridas por todo el mundo.

Mientras ustedes hacían historia y cumplían sus propios sueños a 12 mil kilómetros, acá, de madrugada, se gestaban otros, los de las nenas que querían ser Leonas. Hoy, una de esas miles que soñó es Majo, la capitana actual. ¿Qué implica eso para las dos?

MG: –Hace poco mi mamá compartió un video de un seven, de cuando empecé a jugar al hockey, que fue por ese tiempo. Fue oro haberlo encontrado porque yo nunca lo había visto, sí fotos, pero no video. En ese momento pocas familias tenían acceso a cámaras y el papá de una compañerita lo filmó. Fue espectacular haberlo encontrado, estar ahí con mis hermanas, se escuchan las voces de mis viejos de fondo. Así arrancó todo…

KM: –Es un privilegio que estemos con Majo en esta nota. Me hubiese gustado que jugásemos juntas. Ojalá que en algún momento podamos trabajar en algo, porque creo que el deporte todavía lo amerita, para que siga creciendo…

Y en este momento, las palabras de Karina Masotta son solo y exclusivamente para Majo. De capitana a capitana.

KM: –Esto no te lo digo porque estés acá, pero tenés un potencial increíble, lo tenés que disfrutar, no tenés que pensar tanto en el afuera, sino en el momento, en lo que estás viviendo y en cómo lo transmitís. Vivilo tranquila. No te vuelvas loca porque una como capitana quiere estar en todos lados. Y vos tenés que saber los momentos. Eso es lo lindo. Así lo vas a disfrutar muchísimo, que es lo que te queda con el tiempo.

MG: –Estoy para salir de una cancha ya, eh (risas).

KM: –Pero es así, una lo vive de esta manera porque te das cuenta de las cosas que ves. Sabes las circunstancias que están pasando cuando se está escuchando el himno nacional, cuando ves a alguien lesionarse, cuando una jugadora tiene que sentarse o salir de la cancha.

MG: –Y por eso no hay nadie que te entienda más que una compañera de selección con la que compartiste las tantas horas del día entrenando. Lo que es increíble, y quizás la gente no sabe, es que hay un montón de cosas detrás y que por más que alguien te pueda acompañar, la única que te puede entender realmente es tu compañera, Kari, o una persona que realmente estuvo acá adentro y sabe lo que es poner siempre esta camiseta por encima de todo.

Hasta Sydney se dijo que el hockey era un deporte elitista. Pero las Leonas lo popularizaron y hoy es más común verlo en un club, una canchita… Majo, ¿sos un ejemplo de eso viniendo de una familia que por esos años no la pasaba tan bien en Florencio Varela?

MG: –Sí, sin duda. Mis papás hicieron muchos malabares para que podamos jugar con mis hermanas (son cuatro y Victoria también integra el plantel de las Leonas). Desde compartir palos, botines, ir turnándonos. Como decís, en ese momento empezó a popularizarse y pienso que hoy nosotras, las representantes de la selección y de las Leonas, queremos involucrarnos más de ese lado, más en lo social, en que la gente nos vea cercanas. Podemos seguir rompiendo con eso, con el ejemplo claro y vivo de las actuales y de las Vintages (así se hacen llamar las fundacionales) para que muchas más Majitos, sin tantas oportunidades y sin tantos recursos en su momento, puedan elegir este deporte que es el más lindo de todos. A mí me dio la posibilidad de viajar, de poder soñar un montón de cosas que quizás en otras circunstancias no pude haber ni siquiera soñado, estoy agradecida. Y una manera de devolver tanto de lo que me dio esta camiseta es llevándolo a la sociedad. Es un privilegio ser deportista de Argentina. Hay que impulsar para que el deporte sea más popular y que más nenas y nenes lo puedan jugar.

Majo Granatto, jugadora de las Leonas, en sus inicios.mp4

Las Leonas surgen como tales en el 2000 y se empiezan a suceder muchos logros importantes. Llega la primera Champions Trophy en el 2001, el primer Mundial en 2002. Es coincidente con una crisis económica muy grande en el país. ¿Sienten que eso también tuvo que ver con la empatía que generaron con la gente?

KM: –Es que vos lo sentís… Si bien nos tuvimos que adaptar a esa circunstancia en el 2000, con el episodio del país que estábamos viviendo, nos sentimos personas comunes, que sabemos del trabajo del día a día y de lo que pasa económicamente cada una. Creo que nos unimos mucho más, obviamente. Pero más allá de eso, lo que demostramos es que las cosas se pueden lograr de la misma manera. Que hay que trabajar mucho, sí. Pero se puede. Y hoy considero que hay muchas más necesidades, que se necesitan muchas más herramientas y que las cosas se pueden lograr. Es sentarse, plantearlas, proyectarlas y trabajarlas.

Sin contar campeonatos sudamericanos, panamericanos, torneos anuales de selecciones o amistosos cosecharon seis medallas olímpicas en siete Juegos y cinco más en mundiales, de los últimos seis, levantando dos veces la Copa del Mundo. Majo, ¿qué son todos estos logros? ¿Motivación, presión?

MG: –A ver, obviamente que representar a la selección es una presión, eso es así, porque tenemos un legado que amerita que las Leonas estén ahí arriba, pero una se prepara para eso y una, me refiero al equipo, los entrenamientos, el día a día y demás. Todos los logros (de estos 25 años) hacen que este equipo sea un ejemplo grande de inspiración, de motivación, y que cada persona que se suba a ese barco quiera dar su 110%. Y hoy que me toca estar en este rol en el que Kari ha estado en su momento y está bueno que eso que a mi me fueron inculcando las capitanas que tuve se lo podamos transmitir a las chicas que llegan. Ese es el legado, tenemos una responsabilidad enorme que es representar a las Leonas de la mejor manera. Y es presión, sí, pero es fundamental que todas entendamos que esta camiseta está por sobre todo y que el día a día, el esfuerzo y el trabajo constante son fundamentales. Es lo que llevó a las Leonas a mantenerse 25 años en podios y ahí arriba en torneos tan importantes.

Tras el primer podio en Sídney, las Leonas cosecharon cinco medallas más en seis Juegos Olímpicos; aún les resulta esquiva la medalla de oroTOMAS MARINI

¿La vara es tan alta que hasta te parece poco una medalla de bronce o de plata hoy en unos Juegos Olímpicos?

MG: –Es lo que genera estar en este equipo tan ganador. Pero también me ha tocado estar en un Mundial y en los Juegos Olímpicos en los que no llegamos ni al podio y te aseguro que conozco lo que se siente. Hoy puedo ver una medalla de bronce como un logro enorme, algo para festejar. Espero que las chicas también lo puedan ver así, y si no lo ven ahora, que lo pueden ver también en un futuro. Una normaliza a veces, estás en las Leonas y las Leonas ganan. Como que es común ganar. Y no, no es común, es un trabajo constante que hace que estén en ese nivel mundial desde hace muchos años y no hay que aflojar ni un segundo.

Desde desde Sydney hasta acá hubo nueve capitanas en 25 años. ¿Qué significa llevar la cinta de las Leonas?

KM: –Es una responsabilidad y es un privilegio. Y son valores que uno como persona trata de transmitir. Principalmente, porque como digo siempre, la consecuencia de esto es el atleta que se va formando y que va creciendo. Aunque siempre, ante todo, está la persona. Es un honor representar al equipo, al país, pero yo siempre considero que esto es de todos. La circunstancial es tener la banda. Nada más.

MG: –Sí, coincido y me quedo con lo último también. Hoy tengo seis, siete compañeras con las que ya venimos de muchos procesos y eso es lo más fuerte que hay. Haber conseguido una simbiosis, una buena energía entre las más grandes, hace todo mucho más fácil y como decía Kari, es llevar la cinta, pero atrás tenés un respaldo que genera una energía hermosa. Las que se suman vienen a escuchar con un respeto enorme y saben lo que significa estar ahí adentro. Pero me quedo mucho con esto de poder sentarme en una mesa con las grandes y realmente saber que queremos todas lo mismo. Hoy es nuestra mayor virtud como equipo y es lo que estamos cuidando y lo que valoramos mucho.

Majo Granatto y las Leonas saben que tienen que continuar con un legado que motiva y obliga siempre a ir por másSantiago Filipuzzi / Enviado Esp

¿Qué se hizo bien, qué se hizo mal, o qué no se hizo y debería mejorar a partir de estos 25 años?

MG: –Creo que obviamente vamos a hablar de infraestructura. Sin duda que necesitamos una cancha de nivel internacional en la que realmente se pueda entrenar. Nosotras soñamos con que alguna vez podamos hacer un predio que se llame “Leonas”. Es un sueño que tenemos y charlamos, que creemos que se puede hacer porque, como te decía, para mí, para toda Argentina, las Leonas son un emblema, una institución y se merecen tener esas herramientas, esas condiciones dadas desde base. Sería tener nuestro espacio, el lugar que las Leonas se ganaron en estos 25 años y estaría bueno luchar por eso.

KM: –Bueno, en realidad nosotras tenemos que hacer el pedido de gestionarlo y lograrlo porque muchos deportes han logrado de tener su lugar, su infraestructura, su estadio propio. Es hora que el hockey lo tenga, que trabaje para eso, pero lo tenemos que pedir nosotras, ustedes y los Leones. Porque esto es en un solo nombre y es del hockey. Si bien lo seguimos sosteniendo y llevando a lo más alto, es el momento de poder transformar esto, que es una necesidad, es una herramienta lógica de trabajo y no solamente el premio. Porque tener algo así sería clave para cumplir con todo eso que conlleva el entrenamiento en un mismo sistema.

MG: –Sería un gran salto de calidad y creo que este equipo y esta selección se merecen tenerlo. Desde el nacimiento hasta ahora se luchó, se trabajó… Y como hablábamos, somos Argentina siempre nos costó todo más. Siempre es un doble esfuerzo.

¿Sienten que la camiseta de las Leonas es un vínculo de por vida entre todas las que tuvieron la posibilidad de ponérsela?

KM: –Sí, totalmente. Esto va a ser eterno. La Leona es eternamente Leona y así quedará para todas, no para una en especial, sino para todas las que tuvieron el privilegio de usar la camiseta argentina con esa Leona. Tienen que estar muy orgullosas y sentirse bien porque la van a representar siempre.

Majo, te queda el cierre.

MG: –Para mí, cuando estás en el equipo y todavía jugando no tomás dimensión absoluta, pero después escuchás a nuestras ex- capitanas que te dicen que esto es para toda la vida, y es realmente para toda la vida. Te lo dicen con lágrimas. Entonces, tenemos que hacer lo nuestro desde el día que debutamos hasta que no estemos más. Eso es lo más lindo de esto, es mágico, y es por lo que nos levantamos cada mañana. Realmente estamos orgullosas de vestir esta camiseta.

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