Un muy emocionado Ignacio Russo se acercó a los enviados de La Capital y les agradeció la presencia en La Bombonera. Para el hijo de Miguel, el delantero titular de Tigre que este viernes estará enfrentando a Newell’s, fue apenas un momento en que sintió todo lo que despertó su padre. Imposible no estar en la cancha de Boca, asistiendo a una despedida multitudinaria como solo despiertan los queridos en serio. Miguel Ángel Russo fue claramente uno de ellos y tuvo, y tendrá porque los homenajes no se acaban, un tributo popular impresionante.
Tributo que llegó a juntar camisetas, tan antagónicas como las de Boca y River, pero también como las de Boca y Central. Tan fuerte fue ese encuentro que solo podía provocar alguien como Russo, que en un momento dos hinchas canallas daban su impresión con profunda tristeza frente a las camáras de un programa deportivo y lo interrumpió uno xeneize, que rodeándolos con afecto les dijo algo tan simple como: “gracias por estar acá”.
Tributo que por supuesto llegó con la presencia del plantel y cuerpo técnico de Central, a media tarde. Como también de muchos jugadores y planteles enteros de otros clubes que fueron desfilando frente al féretro de Miguel para darle el último adiós.
Fue una jornada de profunda congoja y emoción. De un respetuoso silencio solo interrumpido por los vendedores ambulantes en las primeras horas de la tarde, pero que trocó en cánticos de cancha luego de que un grupo de los numerosos hinchas canallas que viajaron empezaran e inmediatamente le siguieran los xeneizes. Desde ese momento, hasta bien entrada la noche cuando se cerró el acceso a la Puerta 3, todo fue grito en los alrededores de La Bombonera, mientras el público, de todas las edades y de diferentes pertenencias futbolísticas, hacía largas colas para brindarle a Russo el último adiós.
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De todas las camisetas del fútbol argentino
Así, simpatizantes con camisetas de Boca, Estudiantes, San Lorenzo y Vélez, por los que pasó Russo, proliferaron por todas partes. También de clubes archirrivales de los mencionados, como River y Huracán. Por supuesto, todos los de Central. Todos juntos, hermanados por el dolor de la partida de una persona que logró la consideración general y el respeto sin distinciones.
El ingreso para el velorio estaba previsto a partir de las 10, pero se demoró. A las 11.36 se permitió el acceso del público, que debió hacer fila por la calle Del Valle Iberlucea y doblar por Brandsen hasta el hall central. Se colocaron vallados, hubo organización de tránsito, ni hablar en la circulación hacia el féretro de Russo.
Ya en el hall central, se colocó una pasarela en forma de U por donde caminó la gente para pasar junto al ataúd del entrenador. Podían permanecer unos pocos segundos para no entorpecer la circulación de los demás y seguir.
Los llantos y la congoja estuvieron a la orden del día, mientras la serena estampa de Russo se veía rodeada de innumerable cantidad de camisetas, flores que iban dejando debajo del féretro y hasta pelotas, esas que fueron la guía de toda su vida. Había varias de Central y una de ellas era de Newell’s.
Sobre una pantalla LED se revivían imágenes de la enorme carrera de Russo, tanto de jugador como de director técnico, mientras se repetía continuamente en una grabación de tono firme, que estaba terminantemente prohibido sacar fotos, hacer llamadas y ni siquiera tocar el celular.
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En el ingreso de la puerta 3, seis coronas de flores lo enmarcaban, pero ya en el hall eran más de 20, de varios clubes, de AFA, de los árbitros, de todos lados.
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Malcorra dialoga con el presidente xeneize, Juan Román Riquelme, rodeado de Sandez y Cascini. Todos vestidos de negro.
Celina Mutti Lovera
Los jugadores, la dirigencia y cuerpo técnico de Central
El presidente de Central, Gonzalo Belloso, junto a su esposa y vice, Carolina Cristinziano, fueron los primeros en llegar a La Bombonera en representación de Central. Las dirigencias, planteles y cuerpos técnicos tuvieron otro acceso, pero ellos se arrimaron a las vallas y Cristinziano expresó unas palabras muy sentidas a La Capital (ver aparte). A ella lo acompañó el exjugador canalla, y hoy en Argentinos Juniors, Lautaro Giaccone.
Más tarde llegaron Holan y sus dirigidos, todos juntos pero en varios autos particulares. Por la mañana, en el entrenamiento en Arroyo Seco, ya le habían rendido el primer homenaje formando alrededor del círculo central y en el medio, una gran M hecha por pelotas, claro. Todo eso formó parte de otro emotivo video canalla, que incluyó una camiseta con el número 5, por supuesto, su número de toda la vida.
Apenas se ducharon y cambiaron, se dirigieron a La Bombonera adonde arribaron cerca de las 16. Todos vestidos con remeras negras, pantalón y calzado al tono. El único que obligadamente vestía con un bermudas fue Carlos Quintana, que pese a tener que movilizarse con muletas por la reciente operación de tobillo izquierdo, dijo presente junto a sus compañeros. Inclusive se lo vio moverse también en silla de ruedas.
Todos junto a Miguel Ángel Russo
Mientras durante toda la jornada, los hinchas que no pudieron movilizarse a La Bombonera, fueron haciendo sus ofrendas en el mismo Gigante de Arroyito, los jugadores fueron entrando en grupo al hall central para darle el adiós a Russo. En ese momento se cortaba la circulación de los hinchas para permitir que ingresaran, lo mismo que Ariel Holan, el Colorado Lussenhoff y compañía. Entre los primeros en entrar y salir estuvo Ángel Di María, mientras que Jorge Broun se quedó mucho más tiempo.
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Cuando salió, varios jugadores como Ignacio Malcorra o Agustín Sández se encontraban hablando en la puerta de ingreso con el presidente de Boca, Juan Román Riquelme, a quienes acompañaban Alfredo Cascini y Marcelo Delgado. A ellos se unía también el excanalla y xeneize, Cristian Kily González.
Ninguno, ni los jugadores canallas ni los de los otros clubes que fueron a rendir homenaje, tuvieron contacto con la prensa. Sin embargo, Fatu Broun, al divisar la presencia de La Capital, tuvo la deferencia para acercarse a dar sus impresiones y se quebró en el último instante al recordar a su gran maestro.
“Está sentado en la mesa chica de los mejores técnicos de la historia”, dijo serio, pero cuando le tocó hablar de su persona el llanto afloró a sus ojos. Algo que se repitió, desde los personajes públicos como Fatu hasta los más ignotos. Los que no paraban de entrar a despedirlo, mientras afuera no paraba el “de la mano, de Miguel Russo, todos la vuelta vamos a dar”, que le cabía tanto al hincha de Boca, como al de Central, de Estudiantes, de Lanús, de Vélez y tantos otros que, o aplaudían o consentían en silencio.
Este viernes la selección argentina de todos, la que también le rindió homenaje, volverá a aunar a todos los futboleros sin distinción de camisetas. Parece mentira, o no tanto, que Miguel Ángel Russo haya logrado exactamente lo mismo.