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Por el recorte de subsidios, los hogares pagan cerca del 50% del costo real de la energía

A partir de la subas de tarifas a los segmentos de mayores ingresos, industrias y comercios, el Gobierno se encamina hacia una reducción de los subsidios energéticos. Fue uno de los compromisos que planteó en el presupuesto de este año y una de las metas pactadas con el FMI. Está subiendo el porcentaje de los costos eléctricos que los clientes pagan en sus facturas, por ejemplo.

La demanda (hogares más comercios e industrias) están pagando en sus facturas un 52% del costo real de la energía que consumen. Esto representa una mejora con respecto a 2021, cuando lo pagado solo cubría un 37% de los costos.

De todas formas, el porcentaje del costo que pagan los hogares difiere según sus ingresos. En los segmentos de mayor poder adquisitivo -denominado N1 en la jerga oficial-, la boleta actual ya cubre el 100% de los costos. En cambio, en sectores bajos (N2) y medios (N3), lo que pagan en las boletas representa entre un 14% y 18% de los costos. La oposición mira esos números con cierta alerta.

Según la Oficina de Presupuesto del Congreso, la cobertura de los costos difiere bastante en la prestación de gas con relación a la electricidad. La boleta de gas viene cubriendo un 82% de los costos hasta el invierno, donde esa cobertura se redujo al 60%.

En electricidad, el promedio anual de 2023 da un 46% de cobertura sobre los costos. Por los aumentos de los últimos meses, se calcula que ese número es del 52% en junio.

Como los costos de generación eléctrica y gas están en dólares (al tipo de cambio oficial), una devaluación del peso frente a la moneda estadounidense podría provocar que estos números sean alterados.

De todas formas, la herencia que dejaría esta gestión energética en subsidios sería mejor que la recibida en diciembre de 2015 -también del mismo signo político- por la administración de Mauricio Macri.

A fines de 2015, los clientes del servicio eléctrico solo pagaban un 12% de los costos en sus facturas. Ahora, estarían por arriba del 52%, según un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC). Es una mejora importante. De la misma manera, en 2014, los subsidios a la energía (electricidad y gas) representaron un 2,8% del PBI de ese momento.

Aunque todavía faltan definirse las cifras de este año, las estimaciones indican que ese indicador -peso de los subsidios energéticos sobre el total de la economía- sería del 1,4%. Es la mitad que cuando terminó la anterior gestión de Cristina Fernández de Kirchner, en ese caso como presidenta, ahora como vicepresidenta.

Durante 2022, el Gobierno destinó US$ 12.400 millones a subsidios, casi un 1,9% del PBI. Durante este año, va por los US$ 5.576 millones. Aún no se puede establecer la tendencia para los próximos meses, pero -según la mayoría de los analistas- estará por debajo de 2022.

Los fuertes aumentos de tarifas que dispuso la administración de Mauricio Macri provocaron que el porcentaje de costo del servicio que pagaban los clientes fuera más elevado. En 2016, promediaron el 30%. En 2017, fueron del 49%. En 2018, alcanzaron un 56%. Y en 2019, fueron un 65%.

Aun pagando un alto costo político, la actual gestión logró que la demanda pague dos terceras partes de los costos de los servicios públicos, algo que no sucedía desde 2007.

En 2007, los subsidios energéticos representaban un 0,7% del PBI. Es porque el Estado decidió que los hogares y comercios no paguen los costos de electricidad y gas. A cambio, los fue subsidiando.

La tendencia se fue agudizando con cada gobierno kirchnerista. Entre 2007 y 2011, los costos -que tienen un alto componente de dólares- avanzaron, pero las recomposiciones tarifarias no acompañaron ese proceso. De esa manera, el país pasó a destinar de un 0,7% de su PBI a subsidios (en 2007) a un 1,9% en 2011. En dólares, el salto fue de US$ 2.000 millones a US$ 10.000 millones.

El segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner agudizó la tendencia. Las subvenciones fueron un 1,9% del PBI en 2012, pero llegaron a un pico histórico de 2,8% en 2014. En 2015, eran un 2,3% del PBI.

En dinero, el kirchnerismo pasó de subsidios por US$ 11.000 millones en 2012 a US$ 15.000 millones en 2015. En 2014, hizo un récord de US$ 15.900 millones.

El Gobierno de Macri ajustó las tarifas, pero aún así en 2016 destinó partidas por US$ 14.000 millones. La caída en el peso fiscal se fue sintiendo en los años posteriores: US$ 7.700 millones en 2017, US$ 6.000 millones en 2018 y US$ 4.700 millones en 2019.

La nueva explosión de subsidios se provocó durante el mandato de Alberto Fernández. En 2020, los subsidios eran de US$ 6.000 millones. En 2021, ya eran US$ 10.000 millones. En 2022, superó los US$ 12.000 millones.

Esa situación provocó la alerta del Gobierno. El gasoducto para unir Vaca Muerta por la provincia de Buenos Aires -un proyecto de la administración de Mauricio Macri- salió de un largo letargo, y fue revivida por el kirchnerismo. En 2022 se le puso gran velocidad y Enarsa terminó la obra -a través de contratistas privados- en menos de 180 días.

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