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Miguel Borja sigue con la mira desviada: ¿por qué aún no encaja en el nuevo River de Gallardo?

Miguel Borja es un animal del gol. Sus números lo avalan. En River hizo 50 tantos en 99 partidos, lo que le da un promedio de uno cada dos encuentros. Incluso en un momento del año había superado a Erling Haaland y Kylian Mbappé en la cantidad de anotaciones anuales. Sin embargo, en los últimos dos meses, la puntería no está afinada. Y River volvió a sentir esa ausencia del grito colombiano en la derrota con Talleres de Córdoba en el Monumental.

Ante el conjunto cordobés Borja estuvo activo, pivoteó y hasta intentó ser asistidor, pero le faltó presencia en el área rival. Al principio del partido, Guido Herrera le sacó un fuerte remate cruzado pero después no estuvo en la ubicación indicada como para empujar a la red alguna de las tantas pelotas que River metió cerca del arco del conjunto cordobés en el segundo tiempo. Hubo una que llegó a puntear y se fue apenas desviada.

Gallardo le ratificó la confianza al dejarlo todo el partido en cancha. Es que el Muñeco veía que el encuentro estaba dado como para que Borja pudiera convertir, sobre todo después de abrir bien la cancha con Solari por derecha y Colidio por izquierda y las inserciones por el medio de Mastantuono y Echeverri.

Para el Muñeco, el colombiano es su “9” titular. Lo trajo en 2022 y confía en él. Hasta bromearon cuando le pidió más intensidad en el partido con Atlético Tucumán y después se fueron sonriendo al vestuario. “Me voy a poner bravísimo, que es más que bravo”, le tiró entre risas el técnico de River mientras lo saludaba.

De todos modos, surge un interrogante: ¿es Borja el “9” ideal para los planteos de Gallardo? Si se repasan los últimos centrodelanteros de Gallardo, la respuesta da negativa. Se recuerda a Julián Álvarez y Rafael Borré, quienes hacían un gran trabajo de presión y corrían para todos lados, además de estar en el lugar de la definición.

Sin embargo, el contexto ahora es diferente. Y el Muñeco considera que tiene la fórmula para recuperar al colombiano, que hoy tiene detrás a Adam Bareiro pero el paraguayo, que hizo un buen partido en el Superclásico, todavía debe crecer para competirle mano a mano. El propio técnico de River comentó que Borja “tiene que creer”.

Y justificó: “Las situaciones de gol las tiene. Cuando el goleador no hace goles, no lo vas a ver contento. Antes todo lo que pateaba lo convertía en gol y hoy no le está pasando y tiene que estar tranquilo porque si entra en una desesperación puede ser peor. Yo le tengo que dar tranquilidad. Él genera las situaciones”. Luego, con convicción, agregó: “Sería absurdo pensar que no va a volver a hacer goles. Va a volver a hacer goles».

En octubre de 2022, Borja marcó en cancha de Racing y aseguró el campeonato de Boca. Foto: EFEEn octubre de 2022, Borja marcó en cancha de Racing y aseguró el campeonato de Boca. Foto: EFEDespués de la lesión que sufrió en el isquiotibial izquierdo, que coincidió con la llega de Marcelo Gallardo, Borja no tuvo la misma preponderancia en el área rival que venía teniendo hasta hace poco tiempo. Entonces, a la fuerza, y con las nuevas herramientas que el Muñeco le brindó al plantel, River tuvo que acostumbrarse a hacer goles sin depender de Borja, lo cual es saludable para el equipo y marcó un cambio, dado que anteriormente, en la primera parte de este año, con Martín Demichelis al mando, la pregunta recurrente era: ¿quién hace los goles si no la mete Borja?

El colombiano se perdió los tres primeros partidos del ciclo Gallardo por la lesión y tras su vuelta, anotó solo dos en ocho encuentros. Uno fue en la Copa Libertadores, el primero del 2-1 a Talleres en la vuelta de los octavos de final y el otro en el 4-1 a Atlético Tucumán por la Liga Profesional.

Los otros diez goles desde el regreso del Muñeco se los repartieron entre Facundo Colidio (2), Manuel Lanzini (1), Maxi Meza (1), Nacho Fernández (1), Claudio Echeverri (1), Santiago Simón (1), Leandro González Pirez (1), Paulo Díaz (1) y Germán Pezzella (1).

En los últimos partidos, River sintió que Borja tuviera la pólvora mojada. Si bien el equipo tuvo una semana mágica, en la que le ganó a Boca y superó a Col-Colo para meterse en las semifinales de la Copa Libertadores, el colombiano no estuvo fino en la Bombonera cuando entró en el segundo tiempo y falló al menos tres jugadas de gol. Con haber convertido una, el partido se hubiese liquidado antes.

Y zafó que de no quedar en el ojo de la tormenta porque Milton Giménez metió la mano en el gol bien anulado a Boca. Ante el conjunto chileno también anduvo errático, sobre todo en la ida, donde contó con situaciones al principio del partido. En la vuelta, en cambio, ni siquiera tuvo chances. Estuvo desconectado. Y ante Talleres, la sequía continuó.

De todos modos, Gallardo confía plenamente en su goleador. Trabajará para que vuelva a romper redes y vuelvan a llover goles con aroma a café.

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