Arranquemos con una obviedad. La cámara en diagonal no aporta al rigor de un fútbol que se pretende milimétrico. «Tenía la uña del dedo gordo adelantada», dirá el relator. Pregúntenle a Gimnasia de la Plata, sino, que le anularon un gol que hubiera su segunda victoria al hilo en el clásico frente a Estudiantes. Pero no fue el único. A Defensa y Justicia le quitaron un penal por un «raro offside». Y en Santiago del Estero hubo un piñón en el área a minutos del final. Siga, siga.
El domingo cerca de las 18:10 pasó un elefante por la cancha de River. Es que, salvando las distancias, el Yacaré Herrera le rindió tributo a la histórica patada de Krupoviesa al Rolfi Montenegro. Aquella de 2006 fue una toma de karate, es cierto. Y, aunque más sutil y un poco más baja, la entrada del lateral Millonario sobre Zenón a los seis minutos del segundo tiempo, mereció la roja. No sólo porque lo bajó de atrás y en carrera para cortar una contra, sino por la violencia. El VAR no llamó y Falcón Pérez apenas lo amonestó.
Sumemos un detalle: a los 10 minutos de iniciado el partido, Herrera había volteado a Cavani sobre la banda derecha. No fue jugada de VAR pero era Amarilla que, sumada a la del segundo tiempo, hubiera significado la roja para el jugador Millonario.
Era tan obvio que Herrera estaba «jugando regalado» que a los 13 minutos (7 después de la patada a Zenón), Demichelis reemplazó al ex San Lorenzo por Sant’Anna. Paradoja del destino: por allí llegaría el desborde de Blanco para el empate de Medina.
Se jugaban 17 minutos del primer tiempo en el Bosque plantese cuando el uruguayo Matías Abaldo dejó mano a mano a Ivo Mammini con el arquero Pincha. El del Lobo resolvió de manera magistral, sin embargo el tanto fue anulado por un offside milimétrico.
La Liga Profesional compartió los audios del VAR: «Decisión factual, offside«, le dice Silvio Trucco a Dóvalo por cucaracha y (cosa juzgada) le sacan el gol de una cachetada al equipo de Madelón.
«Las reglas son claras en ese sentido y sin importar lo ajustadas que presente la situación de adelanto, esta debe ser sancionada», explica la locutora en el video oficial.
Podría decirse que Gimnasia no ganó el clásico por una hormiguita.
Otra polémica se vivió en el «emparejamiento» entre Defensa y Justicia con Riestra. Ni bien arrancó el segundo tiempo, el primer ataque del Halcón terminó con un penal a favor tras la mano de Joaquín Borja, que recién había ingresado para disputar el segundo tiempo en el Blanquinegro. Pero tras la revisión del VAR, conducido por Yamil Possi, fue invalidado por posición adelantada en la jugada previa.
La imagen es elocuente y no parece haber posición adelantada en el taco que habilita al jugador del equipo de Varela que habilita de taco que más trade terminará en penal de Borja. Sin embargo, cuando Uvita Fernández se preparaba para sacar el centro, Possi le informó a Espinoza que había offside
La imagen parece decir lo contrario a la decisión del VAR.El clásico de Avellaneda tuvo sus polémicas, aunque en este caso parece que había una clara bajada de línea de no buscar hormigas en el Libertadores de América. Primero, a los 19 minutos, Fedorco le pateó el talón en el área a Maravilla Martínez. El 9 voló en el área pero el reclamo de los jugadores fue muy tibio. El VAR no llamó.
Más tarde, sobre el final del partido se vivió una situación mucho más crítica. Racing ganaba 1-0 y se terminaba el partido; Ávalos cuchareó una pelota en el área que dio en el brazo de Mura, a la altura de la manga. Igual que en la situación anterior, se han cobrado penales como esos, sin embargo Tello no pitó y desde la revisión no lo llamaron.
El resto de los partidos también tuvieron sus hormiguitas. Empujones en el área de Vélez Tigre que no fueron sancionados. Y un golpe de puño en Central Córdoba vs Atlético de Tucumán que podría haber definido el partido a favor del Decano. La decisión fue no alterar el orden. Más parecido a lo que pasó en los «clásicos puros» y bastante diferente a los offsides milimétricos que definieron la suerte de Gimnasia y Defensa y Justicia.