Guillermo Michel encabeza las negociaciones. Recibe a las empresas con datos precisos sobre sus operaciones. Massa también las llama y les advierte sobre incumplimientos. ¿Qué les prometen? ¿Por qué resisten?
Decididamente, Guillermo Michel impuso su estilo en la negociación por los precios. Fue al compás de la disparada del blue que disparó los precios.
Y en el intento de poner paños fríos, el jefe de la Aduana buscó renovar el acuerdo de precios justos que venció hace una semana, el martes después de las PASO cuando el Gobierno devaluó y la incertidumbre provocó ausencia de precios y de productos.
El acuerdo que impulsó Michel prevé un ajuste mensual de 5% hasta el 31 de octubre.
En las que siguen siendo duras tratativas, Michel pidió además que se diera marcha atrás con numerosos aumentos. Les dijo a las empresas que no bastaba un compromiso de palabra y que había que dejarlo por escrito.
Como se trata de adendas al acuerdo original, se solicitó la firma.
Pero Michel se encontró con la resistencia de muchas de estas empresas que ya participan del programa de precios. Argumentan “la incertidumbre inflacionaria y las elecciones de por medio”. Se lo dijeron.
Algunas señalan que ya están cansadas de escuchar las promesas del Gobierno a aquellas que cumplen y que después no se verifican, como el acceso a dólares oficiales para poder importar insumos.
Esta vez, según tres compañías de alimentos consultadas por Clarin, Michel apeló a otras urgencias. Lo puso blanco sobre negro: “Esto se va a poner muy feo. Si no nos ayudan a moderar la inflación, todos la vamos a pasar mal”.
Cuentan que Michel se comporta como un “profesional riguroso,de trato duro y distante”. Suele recibirlos con información precisa sobre sus costos, operaciones financieras y ajustes aplicados. “Es una manera de presionarnos”, soltaron en una líder en consumo masivo.
La presión también les llega por los “oportunos llamados telefónicos” del propio ministro y candidato, Sergio Massa .
Estas compañías pusieron el foco en los incentivos. El Gobierno les habló de recortes fiscales y una fuerte rebaja en el impuesto País, de 7,5% que les rige cuando acceden a los dólares oficiales para poder importar.
No los entusiasma demasiado ya que en promedio ese impuesto gravita entre 1,5 a 4,5% en los costos.
Las reuniones se realizan alternativamente en la Aduana, en la secretaría de Comercio y en la AFIP.
Los empresarios asisten acompañados por técnicos de sus compañías y llevan para la negociación lo que previamente requirieron los funcionarios: la evolución del tipo de cambio y el impacto en sus costos, el peso de la masa salarial y la variación de precios de sus principales insumos.
Los encuentros suelen llevar horas entre la espera y lo que se debate. Se trata, además, de 52.300 productos.
El último viernes Massa encabezó la firma con 31 cadenas de supermercados y las listas que comenzaron a llegar el fin de semana revelaron que hubo marcha atrás con los aumentos anteriores y se quedaron con el 5%, “pese a una devaluación del 22%”, soltaron en una de esas cadenas.
A la par de esos encuentros hubo inspecciones en los comercios.
La AFIP realizó operativos sobre ingenios azucareros y comercios mayoristas de alimentos y bebidas. Verificó listas de precios y de compraventa de la mercadería y hasta controlaron la facturación.
Incluso Massa les advirtió públicamente que quienes no cumplan recibirán duras sanciones ya que al estar contemplados beneficios fiscales la ley se endurece con aquellos que sacan los pies del plato.
Laboratorios y petroleras subieron sus precios antes de firmar
En este proceso hubo dos negociaciones particulares. Una con las petroleras a las que se les permitió de arranque un ajuste de 12,5% para luego congelarles el precio. Estas compañías no tienen demasiada escapatoria dada la fuerte participación en el negocio de la estatal YPF que marca el pulso del despacho de combustibles. Y si bien se resistieron a firmar al principio, al final terminaron aceptando los términos del acuerdo que llega al 31 de octubre.
La otra, fue con los laboratorios que aceptaron congelar sus precios casi sin chistar. Lo hicieron después de una suba promedio del 22% en la mayoría de los medicamentos. Ese aumento acompañó el ajuste del tipo de cambio oficial. En este caso el precio también queda congelado al 31 de octubre con 5% de suba mensual.