En diálogo con Canal E, el economista Federico Glustein analizó el superávit primario de julio y el déficit financiero, alertando sobre sus posibles consecuencias en la economía real.
Superávit primario: ¿una señal de orden o un espejismo?
“El superávit primario, es decir, el gobierno en ese sector recauda más de lo que gasta, se sostiene desde que empezó el gobierno“, explicó Glustein. Según el economista, ese resultado positivo responde a una estrategia fiscal estricta, pero no necesariamente refleja una situación económica saludable en su totalidad.
“Si contabilizamos los intereses de la deuda, el panorama cambia y aparece un déficit que crece con cada vencimiento no renovado o gasto extraordinario“, señaló. En julio, el medio aguinaldo sumó presión al gasto público, intensificando ese déficit financiero que alcanzó los 168.000 millones de pesos.
“Lo que trata de hacer el gobierno es extender los plazos de vencimiento para ganar margen de maniobra“, dijo. Esto implica trasladar compromisos actuales al futuro, con el riesgo de acumular tensiones financieras. A su vez, se generan licitaciones extra para evitar una presión inmediata sobre el mercado cambiario.
“El problema es que hay una bola de nieve con las tasas de interés elevadas, que puede terminar impactando en la inflación o el tipo de cambio“, advirtió.
Tasas altas, deuda y consumo: una economía en tensión
Glustein fue claro al señalar los efectos de las tasas de interés sobre la economía real: “Tener crédito muy caro dificulta la producción y la productividad del país, sobre todo a las pymes“. En ese sentido, explicó que “una tasa del 60-70%, con una inflación corriendo al 35%, representa una rentabilidad excesiva para el que presta, pero una traba para el que produce“.
“Si una empresa se tiene que endeudar al 70-80%, no va a poder crecer, no va a generar más empleo, ni productos“, insistió. Por eso, consideró clave que el gobierno retome una senda de tasas acordes a la inflación proyectada.
En cuanto a las metas con el FMI, Glustein reconoció que el superávit fiscal es “uno de los grandes baluartes que quiere mostrar el gobierno“, tanto por exigencia del Fondo como por promesa de campaña. Sin embargo, advirtió que “si se lo hace muy rígido, se generan tapones en transferencias a provincias, obra pública o consumo“.
Respecto al salario real, dijo que “hoy el gobierno tiene en contra que los salarios del sector público están por debajo de la inflación“, y que “gran parte de la población no siente que la inflación sea del 1,9% como dice el INDEC“. Para él, “la percepción es fundamental: si no se siente una mejora en el poder adquisitivo, el consumo no se va a recuperar“.
Finalmente, definió la estrategia económica del oficialismo de cara a las elecciones: “Tasas altas, inflación a la baja y dólar estable son el caballito de batalla del gobierno“, concluyó.