En estos días el Grupo de los Seis (G6), que cobija a las principales entidades empresarias, estuvo preparando una agenda de temas urgentes para tratar este miércoles al mediodía y con la velocidad de un rayo con Javier Milei.
Será en un VIP con el Presidente que viaja mañana a la noche a España, pero que igual se dio tiempo para asistir al almuerzo organizado por el Cicyp, que expresa precisamente al G6. La cita es en el hotel Alvear. Y los organizadores comentan que tomaron varios salones porque el evento desbordó de interesados.
Esta tarde y midiendo cada una de sus palabras, Daniel Funes de Rioja, presidente de la Unión Industrial, dio un indicio. Ante un pequeño grupo de periodistas fue contundente en su respaldo a la Ley Bases. Y lo hizo desde la perspectiva de crear “certeza, confianza y logar acuerdos”. Lo hizo de este modo: “El gobierno necesita las leyes que generen la confianza”.
Pero los industriales tropiezan con el RIGI, tal como se conoce al Régimen de Incentivos para las Grandes Inversiones. Observan como dificultad el nivel de acceso, de US$ 200 millones para arriba, para los beneficios fiscales y de disponibilidad de divisas por 30 años.
“Entendemos que hay inversiones de magnitud que requieren ese régimen, pero se debería contemplar, un nivel menor para no dejar afuera a las pymes y medianas”, señala Funes de Rioja. Otra objeción es respecto a la importación de equipos cuando esos mismos equipos se fabriquen en la Argentina. Y se insiste en que debe estimularse una cadena de proveedores locales. Funes de Rioja dio como ejemplo lo que sucede en Vaca Muerta donde las principales 40 operadoras armaron una red de 1.500 pymes proveedoras.
El titular de la UIA contó que mantuvieron reuniones con todos los sectores expresados en el Congreso, desde los radicales alineados con Rodrigo de Loredo a los oficialistas bajo la batuta de Martín Menem. “Encontramos buena receptividad”. Al punto, que los impulsaron a presentar una alternativa que ya bautizaron como el mini RIGI, para el acceso desde un menor monto de inversión. Además, que contemplarían que tendría prioridad si se trata del mismo equipo el made in Argentina.
“Quiero dejar en claro que apoyamos la ley Base. Entendemos la estabilización como requisito indispensable. El déficit y el nivel de gasto público de la Argentina no se corresponde con la realidad de un país que quiere jugar en el concierto global. Tenemos que aprovechar esta oportunidad y transformarla en realidad con la llegada de inversiones”.
La preocupación por el RIGI, que minimiza la carga de impuestos a las nuevas inversiones, está relacionada con que los industriales locales cargan con siete impuestos principales. “Nuestra presión tributaria llega al 55% en parte porque los que pagan son pocos”, admite Funes de Rioja.
La movida que emprende la entidad por el “mini RIGI” se entiende en un contexto de caída libre de la actividad. En la tradicional sede de avenida de Mayo las opiniones están divididas entre los que piensan que ya se tocó el piso y los pesimistas.
Lo cierto es que el número de industrias cayó de los 610.000 establecimientos de 2013 a los 574.000 en la actualidad en un entramado en el que 92% son pymes. Otro dato: el empleo no se resintió al ritmo de la recesión. La industria perdió hasta marzo 4.900 empleos, sobre el 1,3 millones que conserva todavía.