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La estrategia de Israel para destruir a Hamás se muestra efectiva

Las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) parecen haber encontrado la estrategia para derrotar a Hamás, lo que significa destruirlo. Han logrado identificar que lo esencial en esta guerra está ubicado en la Ciudad de Gaza, en el Norte de la Franja, donde está situado el comando central y el corazón logístico y organizativo de Hamás.

Por eso es que han realizado un cerco completo de la ciudad, dividiendo a la Franja en Gaza Norte y Gaza Sur; y a partir de esa fractura han penetrado profundamente en la zona céntrica con sus blindados e infantería.

Se trata de una guerra urbana que es una novedad histórica: no pretende ocupar toda la superficie del predio, después de aplastarlo con su artillería, misiles y bombardeos aéreos, sino de crear diversos núcleos previamente escogidos en la ciudad, de donde parten incesantes incursiones del ejército israelí hacia las entradas del sistema de túneles y subterráneos de Hamás, obligando a sus milicianos a salir a la superficie para diezmarlos cuidadosamente.

Todo esto sucede mientras se completa el cerco al Hospital al-Shifa, situado en el centro de Gaza, y en cuyas profundidades (8/9 pisos subterráneos) se encuentra el cuartel general de Hamás.

De ahí que la prioridad sea ahora acelerar el éxodo de la población civil de la ciudad hacia el Sur de la Franja a través de 2 grandes vías – las denominadas “pausas humanitarias” -, una establecida en la Avenida Saladino, utilizada por 80.000/90.000 personas por día; y una segunda de características similares ubicada en la zona costera del Norte de la ciudad. Se estima que más de 2/3 de la población de la Ciudad de Gaza ya se ha trasladado hacia distintos campos del Sur.

Hamás enfrenta así una total inteligencia sobre sus actividades, que descarta la existencia de cualquier tipo de “niebla”, y mientras tanto su infraestructura – búnkeres y subterráneos – es desmantelada sistemáticamente por las Fuerzas de Defensa, lo que facilita la acción israelí en su objetivo que es nítido y está a la vista: destruir a Hamás.

Mientras tanto, EE.UU. lanzó en los últimos 10 días más de 30 misiles contra unidades de la Guardia Islámica Revolucionaria Iraní, desplegadas en Siria e Irak, que actúan a través de diversas milicias fundamentalistas, después de que atacaran a las 32 bases norteamericanas ubicadas en la región, donde abrigan 3.600 soldados estadounidenses como una nueva “…advertencia” en los términos del Pentágono, al régimen del Ayatollah Ali Khamenei en Teherán.

Inmediatamente después de esta medida “disuasoria” norteamericana, la Guardia Revolucionaria/Fuerza Quds, lanzó 42 ataques contra las diversas bases estadounidenses desplegadas en la región, lo que implica claramente que el intento de “disuasión” del Pentágono ha fracasado.

Es una muestra del extraordinario debilitamiento geopolítico que experimenta EE.UU. en el momento actual, resultado de la crisis interna y del creciente vacío de poder que hay en Washington por la continua pérdida de autoridad del presidente Joe Biden.

Lo que provoca el conflicto no es la fortaleza de EE.UU., sino su debilidad.

Además de sus 3 flotas de ataque encabezadas por sendos portaviones nucleares, el Pentágono ha sumado ahora un submarino nuclear con misiles de igual naturaleza; y luego de que todo esto ha ocurrido el régimen iraní a través de la Guardia Revolucionaria ha lanzado 42 misiles sobre las 32 bases estadounidenses.

Lo disuasivo no son las armas, sino la voluntad y la credibilidad de quienes las empuñan; y esto es lo que EE.UU no tiene hoy, que es liderazgo, carisma, decisión; y por eso la primera superpotencia mundial es burlada una y otra vez en Medio Oriente.

El régimen de Teherán sabe que el límite entre lo posible y lo imposible es de carácter práctico y no teórico. Por eso avanza y amplía ese límite, ante la evidente debilidad estadounidense; y en esta situación lo que puede ocurrir es que si un solo soldado norteamericano muere por una ataque iraní, la opinión pública obligue al gobierno de Washington a actuar, desatando incluso un choque bélico directo entre EE.UU. y la República Islámica; y esto ocurriría en medio de una extraordinaria movilización contra Israel y EE.UU. de alcance global.

El riesgo de una guerra aumenta cuando puede estallar por inadvertencia, sobre todo cuando la debilidad y el temor se presentan como un esfuerzo de diálogo, ansioso de paz.

La Fuerzas de Defensa Israelíes están ejecutando, en suma, una estrategia notoriamente efectiva, que puede llevar a la destrucción de Hamás.

Lo asombroso es que esto ocurra después de que hace poco más de un mes Israel experimentara una de las derrotas estratégicas más grandes de su historia con la total sorpresa que le infligió Hamás el 7 de octubre con su corolario de la masacre de más de 1.200 israelíes de todas las edades y creencias religiosas.

La efectividad israelí ahora es el resultado de la aplicación de la regla establecida por Oscar Wilde, cuando señaló que “…nada convierte a una persona en más inteligente que la posibilidad de ser ejecutada en un plazo de 2 semanas”.

Israel puede ganar la guerra contra Hamás, y destruirlo, y de esa manera reestablecer la capacidad disuasoria que ha perdido por la catástrofe experimentada el 7 de octubre.

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