“En un momento quería que viniera a Buenos Aires. Le regalaba libros con fotos de acá para seducirlo. Pero no quiere subirse a un avión… Y eso que tiene amigos argentinos, le gusta el dulce de leche, come asados, todo, pero siempre desde allá”, cuenta Celina Murga sobre Martin Scorsese, quien vuelve a apadrinar a la cineasta argentina en El aroma del pasto recién cortado, estreno inminente de este jueves protagonizado por Joaquín Furriel y la mexicana Marina de Tavira.
La relación de Murga y Scorsese comenzó en 2008 con una beca de la Fundación Rolex a jóvenes artistas en la que Marty primero eligió a Celina y después terminó produciendo La tercera orilla, hace ya una década.
Celina Murga y Joaquín Furriel filmaron una historia sobre dos profesores universitarios. Foto: Enrique GM
La historia del filme
La cineasta presenta ahora una película que narra en paralelo las vidas de Pablo y Natalia, dos profesores universitarios de la Facultad de Agronomía que, a partir de sendos amoríos con estudiantes, ponen en crisis sus vidas familiares con sus respectivas parejas e hijos. Lo que parecen ser historias casi calcadas, se van diferenciando a partir de las distintas miradas sobre los géneros.
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El filme de Celina Murga.
Celina explica que “la primera idea que generó el dispositivo fue contar dos veces una historia que sea muy similar, casi la misma, pero una protagonizada por un hombre y la otra por una mujer. El desafío era que esa idea conceptual no dejara de lado a los personajes. Siempre fue una película de personajes y no de tesis, que quiso mostrar personajes complejos, ambiguos, con matices, conflictos y zonas de claroscuro. La tesis está, pero no podía competir con lo vincular”.
Joaquín Furriel y la actriz mexicana Marina de Tavira en una escena de «El aroma del pasto recién cortado». Foto de prensa“La idea arrancó en 2017, cuando en Argentina estábamos en plena lucha activa por la ley del aborto legal, seguro y gratuito. En ese momento había una cuestión muy polarizada dentro de la sociedad entre hombres y mujeres. Había una tensión muy marcada, que por supuesto tenía su justificativo, respecto de la lucha y la reivindicación de los derechos de las mujeres y sobre las desigualdades. Nos empezamos a preguntar qué pasa en lo vincular, cómo rebotan estas posiciones en el interior de los vínculos de una pareja y una familia, en los vínculos más íntimos por fuera del discurso”, aclara Murga.
Celina Murga armó «El aroma del pasto recién cortado» con producción del mismísimo Martin Scorsese. Foto: Enrique GMJoaquín Furriel admite sobre las dificultades de ponerse en la piel de Pablo, que “cuando empecé a ensayar, me di cuenta de que mi masculinidad no servía para el personaje. Nunca me había cuestionado así mi masculinidad, esta cosa de ser un pibe de barrio, macho alfa, como te educan y esa voz de galán de telenovelas. La primera semana de ensayo fuimos a tomar un café y le dije ‘¡para qué carajo me elegiste, no te gusta nada de lo que estoy haciendo!’. Además, no es menor que siempre me dirigieran hombres en cine salvo Laura Mañá en mi primera película».
Ya agrega: «En otras sociedades esto ya está más equilibrado, pero en nuestra sociedad patriarcal hay algo de lo que pasa en la película que me pasaba a mí personalmente y eso me sirvió para cuestionar ese tipo de masculinidad. La manera de hablar, por ejemplo, en los ensayos íbamos y veníamos porque ella me pedía que no pusiera la voz tan grave y hablara como hablo normalmente. Puteaba internamente, me enojaba…”.
Joaquín Furriel es el protagonista de «El aroma del pasto recién cortado» junto a la mexicana Marina de Tavira. Foto: Enrique GMMurga recuerda, ahora ya entre risas, que “estábamos desorientados porque veníamos de esquinas diferentes. Yo buscaba una sensibilidad que sabía que él tiene, pero que quizás no la tenía tan puesta en la actuación o en el tipo de personaje que encara. Pero estaba ahí. Lo ves. A mí me gusta pensar la actuación como un encuentro. Hay gente que viene desde un lugar técnico, Joaco tiene una formación y herramientas espectaculares, ya lo sabemos, pero yo tengo una manera de relacionarme con la actuación que es más intuitiva. Si invito a alguien a actuar en la película es para pensar los personajes juntos, no soy una directora que te va a decir ‘es así’, si no más bien ‘charlemos, veamos’”.
“Fui al conservatorio, tuve una formación académica y tengo una disciplina metodológica que implica que necesito un territorio posible de interpretación. Si no, hay desconfianza y entras en la supervivencia. Pero este no era el caso porque Celina trabaja el contexto. Es muy difícil armar una atmósfera, en este caso sobre lo que la sociedad nos va haciendo a los personajes. Cómo el personaje habita la situación. Y llegué a una zona de muchísima inseguridad que, creativamente, fue lo más atractivo como experiencia personal. Soy otro actor a partir de eso porque seguí cuestionando mi masculinidad. Se va armando un muro tan rígido que, por ejemplo, hace relativamente poco que yo puedo decir ‘estoy triste’. Antes no existía ese territorio”, celebra Furriel.
Junto a Scorsese en Tribeca
Joaquín tuvo su momento con Scorsese porque Marty apoyó a la película también con su presencia en el Festival de Tribeca: “Confirmé que cuando te encontrás con gente que le dedicó toda la vida a lo que ama… Tuve una sensación parecida cuando conocí a Alfredo Alcón… Rápidamente conectás con esa gente que ama lo que hace si vos estás en la misma con esa entrega. Yo creo que eso lo lee de inmediato, está acostumbrado. ¡Es Martin Scorsese, se le debe acercar gente todo el tiempo!».
Martin Scorsese y Celina Murga trabajan juntos desde 2008, con una beca de la Fundación Rolex a jóvenes artistas.«Fue muy buena la charla -prosigue- porque fue algo coloquial y conectamos enseguida. Yo quería saber si había venido a Latinoamérica, por ejemplo, pero casi no conoce más allá de muy poco de México. Enseguida sentí el amor que le tiene a Celina, se percibe que es su mentor. Vi el abrazo que se dieron, la charla que tenían, lo que se veía y físicamente eran dos cuerpos que se conocen, que tienen una amistad, las risas… Y por suerte Celina me incorporó enseguida a la charla”.
“Hablaba del entrenamiento de los actores y le pregunté qué era importante para él de un actor frente a la cámara. Al rato nos empezó a contar la anécdota de un perro que era muy malo y justo Bob De Niro había ido a cenar. Scorsese dice que le avisó a De Niro, pero que si le decís que no haga algo, él va y lo hace. Y el perro le terminó sacando media falange, que la ambulancia no llegaba y terminaron yendo los dos solos a la clínica de noche para que lo curaran y que todavía estaba la sangre de Bob tirada en una de las alfombras del living de su casa. Dice que De Niro es muy difícil porque no se le puede decir que no a nada”, cuenta con una sonrisa el actor.
Murga ya conoce el anecdotario de Marty porque “tengo una relación larga. Tenemos un trato habitual. Es alguien que siempre está preguntando en qué anda uno. Tengo una especie de amistad colaborativa o creativa. Fue acompañando todo el camino, es alguien que siempre quiere saber qué está pasando. Tiene una cosa muy americana, que a mí me encanta pero al principio me descolocó, que es preguntarte ‘¿qué necesitas?’. No sé, soy argentina, no estoy muy segura de qué necesito… Y enseguida nos habilitó contactos de gente que pudiera estar interesada en ser parte de la película”.
Martin Scorsese junto a Joaquín Furriel, Celina Murga y el equipo de «El aroma del pasto recién cortado» en el consulado argentino de Nueva York. Foto de prensa“El gesto de ir al consulado argentino a estar con nuestra comitiva y con todo nuestro equipo es un gesto político, eso lo importante, más allá de la anécdota que me puedo quedar porque de repente Martin Scorsese me habló de mi trabajo”, destaca el actor.
Furriel reconoce que “Me lo guardo para mi ego, se lo contaré a mis nietos, lo que sea, pero a mí lo que me resultó admirable de él es que entiende la problemática del cine nacional y además en su agenda sabía que era importante para nosotros que él esté ahí”.
El momento actual del cine
Joaquín lamenta que “Hoy el cine nacional está pasando por el momento más difícil desde que tengo noción. Pero al mismo tiempo eso nos está uniendo y tengo mucha esperanza. Habrá que ver desde dónde tenemos que partir, que va a ser doloroso, pero lo veo más estimulante que como veníamos. Hubo diferentes gestiones con diferentes posibilidades, pero los últimos años fueron muy difíciles, también con la gestión anterior. Ahora tenemos que hablar los distintos sectores de la actividad porque tenemos diferentes posturas en cuanto a la letra chica, pero en la letra grande estamos todos de acuerdo”.
Celina Murga y Joaquín Furriel se lamentan por el momento actual del cine en Argentina, «pero al mismo tiempo eso nos está uniendo», dicen. Foto: Enrique GM“Muchos de nosotros no veíamos venir esto, pero una de las cosas que más enojo provoca es que hubo muchas oportunidades que se perdieron”, lamenta Celina. La cineasta cree que “está costando mucho la autorreflexión, volver a dialogar con la sociedad y ese porcentaje que votó este cambio. A mí me obsesiona desde dónde va a reconstruirse y no tengo la respuesta. Va a llevar tiempo”.
“El problema del cine argentino lo separaría en dos períodos. Uno en todas las discusiones que no se dieron sobre cómo tenía que funciones como el INCAA. Es como una pareja, si vos en su momento no hablás de lo que hay que hablar se va acumulando… Hoy toda la industria del cine, que es heterogénea y ecléctica, está de acuerdo en que el INCAA es muy importante. Es la única vía que tenemos de cuidar nuestro cine frente a industrias más poderosas, además de fomentar la actividad. Dentro de todo el cambio cultural que propone la actual gestión, el INCAA quedó entre todos esos embates, pero la gente votó esta propuesta cultural. Por eso estamos en la situación en la que estamos”, cerró Furriel.