La obra escrita por Víctor Hugo Morales, con la nominada al ACE por su actuación en unipersonal, Raquel Ameri, tiene música en vivo y original del pianista Juan Ignacio López y la dirección de Pablo Gorlero.
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El unipersonal recorre la potente historia de una mujer que acompañó en la sombras a Gustav Mahler, adelantada a su época, oscilando entre su talento como compositora postergada mirando lagos por las ventanas y su rol en la crianza de sus hijas y el cuidado de la casa.
El domingo regresa “Alma Mahler, sinfonía de vida, arte y seducción”, la obra escrita por Víctor Hugo Morales, con la nominada al ACE por su actuación en unipersonal, Raquel Ameri, la música en vivo y original del pianista Juan Ignacio López y la puesta y dirección de Pablo Gorlero.
Se trata de un texto poético que recorre la potente historia de una mujer que acompañó en la sombras a Gustav Mahler, adelantada a su época, oscilando entre su talento como compositora postergada mirando lagos por las ventanas y su rol en la crianza de sus hijas y el cuidado de la casa. Entre el aburrimiento, la frustración y el deseo sexual irrefrenable, tuvo muchos amantes y la obra los evoca. Comienza con la escritura de sus memorias en 1945, mientras cuida a su esposo moribundo Franz Werfel, el de “La canción de Bernadette”, y vuelve como en flashbacks a diferentes etapas de su vida.
Así, transcurren Gustav Klimt y su famosa pintura “El beso”, inspirada en Alma, la música de Mahler, los azules de Kokoschka, un “loco” según Alma que fantaseaba con matar juntos a todos sus amantes, el genio de Gropius, fundador de la Bauhaus y la literatura de Werfel. Inclusive fue contemporánea de Sigmund Freud, amigo de Mahler, quien lo visitó cuando comenzó a complicarse con las infidelidades de Alma. En la obra se cuenta que Freud le dijo a Mahler que como su mujer había sido una mujer desdichada, eligió una similar como esposa, para emular su tragedia.
El fresco de época recrea una Viena de fines del siglo XIX y comienzos del XX, signada por la pasión. Alma, una visionaria, reclamó su libertad aunque la cedió por mandatos que ella confundía con amor. Aunque tamibén admite que no puede poner en duda que haya amado a Gustav y se convence de que sí. No fue la compositora que hubiera querido aunque llegó a crear 16 lieder antes de cumplir los veinte.
Su diario es tenido en cuenta como fuente por investigadores de numerosos personajes a los que conquistó. La relación de Alma con el compositor Alexander Zemlinsky fue previa al vínculo con Mahler, casi 20 años mayor; dos hijas nacieron de los esposos: María murió a los cinco años; Anna fue escultora. Los términos de su contrato marital incluían renunciar de lleno a sus propias inquietudes musicales, porque dos compositores en una pareja eran demasiado, creía él. Además de su mujer, sería entonces la copista de la obra del director, que se inspiró en ella para el bello “Adagietto” de la Quinta Sinfonía.
En 1915, Alma se casó con Gropius, un segundo matrimonio que duraría cinco años. Y no sería el último: con Werfel se unió legalmente en 1929. Juntos huyeron en la Segunda Guerra y se radicaron en Estados Unidos.
“Alma Mahler” ofrecerá diez funciones en Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, Corrientes 1543, los domingos a las 20.