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Autos: la caída en las ventas apunta a un 35% y no hay modelos chicos en oferta

Un Toyota Yaris XS de transmisión manual, hoy uno de los autos cero kilómetro menos caros que hay en el mercado argentino, ronda los 16.000 o 17.000 dólares, según se mida su precio en pesos contra el dólar oficial importador ($985) o contra el dólar blue ($1.085). En Chile, con muchos menos impuestos que en la Argentina, la misma versión de entrada pero con caja automática cotiza a 12.900 dólares. Y en Brasil, que es el país donde se fabrica el Yaris, lo ofrecen patentado y entregado en casa del comprador, pero a 19.000 dólares.

Con el Peugeot 208 fabricado en El Palomar ocurre la situación inversa: se lo consigue más barato en Brasil que en un concesionario local, donde la versión New Like del 208 cuesta 19.100 dólares (precio importador) o US$17.400 (dólar blue). En Brasil está a US$15.000.

En Chile el precio de lista de este modelo arranca en 16.900 dólares, pero la comparación no está exenta de trampas, ya que en Chile hay descuentos importantes (las concesionarias ofrecen el 208 con una bonificación de 3.000 dólares, casi un 20%) y planes de 48 cuotas, herramientas que en la Argentina brillan por su ausencia desde mediados de 2020.

A la vez, en Brasil los productos no son los mismos, ya que siete de cada diez cero kilómetro que se venden en el país vecino son con motores “flex”, alimentados tanto por combustible fósil como por alconafta.

La principal diferencia, más que los precios, pasaron a ser los compradores. En Chile las ventas cayeron muy fuerte el año pasado, un 26,3%, según datos de la Asociación Nacional Automotriz (Anac) de ese país. Pero para este año la expectativa de ventas es estable y hasta de una posible recuperación, según las estimaciones preliminares que hacen en Toyota Argentina, la principal exportadora de vehículos al país transandino. El mercado de Chile, sin industria automotriz propia y con modelos que ingresan de todo el mundo con un arancel del 6%, pasó de vender 400.000 vehículos por año a 314.000 en 2023.

Brasil, por su parte, ya no es un fabricante serial de autos chicos como en la época de los primeros dos mandatos de Lula Da Silva (2003-2011) en que las ventas llegaron a los tres millones de unidades.

Pero el país vecino, socio estratégico de Argentina con doce automotrices con fábricas a ambos lados de la frontera, cerró 2023 con el mejor registro de ventas de cero kilómetro desde la pandemia, con 2.176.000 unidades patentadas.

Con precios en dólares similares a los de Argentina, aunque con una carga impositiva más liviana, las demanda de autos de fabricación local a Brasil se mantiene sin variaciones.

En cambio, en Argentina los autos quedaron fuera del alcance de la clase media. En enero fueron patentadas 33% menos de unidades en comparación con igual mes del año anterior, según datos de la Asociación de Concesionarios Automotores (ACARA).

Aquella caída de enero todavía se podía explicar por un faltante de oferta: recién el 25 de ese mes el Gobierno publicó el Decreto 84 que subió el piso para los impuestos internos que penalizan el precio con un 25% adicional (20% nominal).

Pero tras la “normalización” de los impuestos internos o “al lujo”, un gravamen que no se cobra ni en Chile, ni en Brasil ni ningún otro país (ver infografía), generó a su vez que las automotrices, que ya habían aumentado sus precios 40% entre fines de noviembre y comienzos de diciembre, aplicaran otro incremento similar a fines de enero.

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Impuestos que se pagan al comprar un 0km

Cifras en porcentaje

* Sin considerar los impuestos atribuibles al segmento auntopartista

Supuestos: Vehículo automóvil mediano (IVA 21%); Impuesto país sólo para para importados; impuestos internos tramo 1 (alícuota efectiva del 25%); aranceles externos sin preferencia arancelaria (arancel pleno). No considera margen comercial de la concesionaria ni los impuestos atribuibles a otros eslabones de la cadena de valor (insumos y autopartes).

Fuente: ABECEB Infografía: Clarín

De esa manera, los cero kilómetro quedaron, en pesos, alineados con la nueva cotización del dólar oficial, que en diciembre había subido 118,3% de un día para el otro (o, en sentido inverso, representó una devaluación de 55% del peso).

Los que quedaron desalineados por completo son los clientes: tras la caída de 33% de enero, las ventas de febrero registran otra caída de al menos 35%, según estimaciones preliminares de concesionarios consultados por Clarín. Y esta vez no es por falta de oferta, ya que en la mayoría de los modelos hoy se ofrece entrega inmediata.

Hay un parate fenomenal. Estamos con inflación altísima y dólar para abajo, una combinación nefasta”, resumió el director de un grupo concesionario de Fiat y Citroën. En estas marcas, los modelos que se siguen vendiendo son dos importados desde Brasil, las pick ups Fiat Strada y Fiat Toro. En cambio, los modelos nacionales como Fiat Cronos y Peugeot 208 ya no “vuelan” como cuando representaban un refugio de valor. “Además, las terminales no están ayudando con los precios”, agregó el concesionario.

Aun con esa relativa parálisis, todavía persisten casos en los que hay listas de espera de varios meses para algunos modelos. En ese renglón sobresale Toyota, con sus modelos Yaris y Corolla Cross, que se importan desde Brasil con arancel cero y siguen siendo muy demandados.

“Los autos brasileros todavía siguen posicionados con precios bien atractivos, y de esos seguimos teniendo demanda insatisfecha que gradualmente será cumplida”, dijo a Clarín uno de los principales concesionarios de la marca.

En 2023 la Argentina produjo 615.000 vehículos (de los cuales fueron exportados un 55%) y en el mercado interno fueron patentados casi 450.000 vehículos. Según ACARA, las estimaciones para este año son de una caída de al menos 20%, pero la entidad que encabeza Sebastián Beato avisó que están pendientes de revisar “hacia la baja” esa proyección.

¿Esa caída será temporaria, o llegó para quedarse? Para Andrés Civetta, economista de la consultora Abeceb.com, hay que prepararse para un mercado de cero kilómetro que quedará fuera de alcance para amplias franjas de la clase media, porque al sinceramiento de los precios en dólares se suma una cantidad de impuestos contra la que ninguna promoción comercial puede competir.

“No vamos a volver a un mercado grande en la Argentina, como el de 700.000 u 800.000 vehículos anuales. Y esto tiene que ver con la exclusión de un montón de gente, consumidores que antes por ahí accedían al vehículo. Va a seguir accediendo una franja de clase media media alta, pero nos falta todavía para incorporar más gente, para llegar a esos números que alguna vez tuvimos. Y para eso se necesita crecimiento económico”.

Otro dato no menor es que aun con una eventual liberalización de las trabas a los vehículos importados, ya no hay autos baratos provenientes de Brasil como eran los Volkswagen Gol y Up, el Renault Kwid, el Ford Ka o incluso el Toyota Etios, cuya fabricación acaba de ser discontinuada.

Y sumados a la crisis, además tallan los impuestos.

“Con los demás países compartimos la tasa de IVA, pero en Argentina además en el precio de venta de un cero kilómetro inciden los ingresos brutos, los impuestos a los débitos y créditos bancarios, a los sellos, tasas municipales y el impuesto PAIS. En los vehículos, además está el impuesto al lujo”, enumeró Civetta. “Entonces, no podemos decir que la industria argentina no sea competitiva. Son los impuestos, que no hay en otras partes del mundo”.

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