El 10 vivió con todo la clasificación ante Dallas FC, se enojó en el 2-4 y rescató a su equipo, que sigue con vida en la Leagues Cup.
Lionel Messi tuvo su primera vez con el Inter Miami fuera de casa, lejos del DRV PNK de Fort Lauderdale, donde cosechaba tres triunfos en tres partidos y cinco goles con su nuevo equipo. Se dio ante Dallas FC, un equipo más trabajado que el del Tata Martino, que marcha octavo en la Conferencia Oeste de la MLS y que fue muy superior durante gran parte de este duelo de octavos de final de la Leagues Cup.
Fue empate 4-4 en partido de locos, con golazos y goles en contra, y una definición por penales que terminó siendo para la visita, que espera rival para los cuartos de final. Su próximo partido podría ser el viernes, ante Charlotte FC o Dynamo Houston, que juegan este lunes.
De movida, Messi fue Messi y gracias a su buena conexión con Jordi Alba llegó el 1-0 de la visita, cuando se jugaban solo 6 minutos pero ya había pasado zozobras en su arco. El 10 se paró en su ubicación favorita, fuera del área, y tomó un pase atrás del español para ponerla de zurda en un rincón del arquero neerlandés Marteen Paes. Golazo.
Golazo pero que precisó del VAR porque el asistente había sancionado una posición adelantada de Josef Martínez, que en la repetición quedó claro que no quiso intervenir ni molestó en la visión del 1 de Dallas.
El calor pero principalmente el ritmo de Dallas evitó que Messi estuviera cómodo en la primera parte. La mejor del argentino llegó en una contra, cuando se la pasó a su socio, el finlandés Robert Taylor, que no pudo con el arquero y en el rebote se la devolvió a Leo, quien probó de vaselina pero se la sacó un defensor en la línea.
En su visita a Dallas, Leo se topó con el talento de Alan Velasco, y la garra de Facundo Quignon, surgido en San Lorenzo y con pasos por Newell´s y Lanús. El ex Independiente fue la brújula del equipo local y el mediocampista controló los circuitos de los de Martino. Ambos terminarían teniendo su propio gol como premio.
El 1-1 de Quignon llegó luego de un par de acciones ofensivas mal manejadas por el Inter Miami, y la reacción de Messi lo dijo todo: se golpeó el cuerpo con ambos brazos en señal de fastidio. Se había quejado, por ejemplo, cuando el paraguayo Diego Gómez probó de lejos y la jugada pedía otro pase.
Pero lo peor llegaría sobre el final de esa primera parte. Fue un goleador inesperado el que señaló el 2-1 de Dallas, el tasmano Bernard Kamungo, de 21 años, criado en un campo de refugiados y futbolista profesional gracias a que su hermano pagó una prueba de 90 dólares en Texas para que lo vieran jugar.
En el segundo tiempo, Messi se entregó a la locura de un partido que se rompió rápidamente, con jugadas en uno y otro lado de la cancha. Y dos goles en contra inéditos. Leo mostró sus ganas cuando hizo de alcanzapelotas al ir a buscar un remate de Busquets que se fue por arriba, y habló en repetidas ocasiones con el árbitro para que adicionara más tiempo y en una le golpeó el pecho en forma irónica.
Es que le tocó correr de atrás al Inter Miami. Primero por un gol de tiro libre de Alan Velasco, desde lejos y con la complicidad de Callender, que fue el 3-1 parcial. El 20 de Dallas era el mejor del partido hasta que su entrenador decidió sacarlo. Una decisión que terminaría pagando caro. Tras el partido cambió camiseta con Leo.
Ahí Messi pareció enojarse e inventó un pase de otro partido para Alba, que volvió a tocar atrás y esta vez fue el hijo de argentinos Benjamin Cremaschi quien marcó para el Inter Miami. El empuje tras el 3-2 duraría muy poco. Velasco se lanzó en velocidad y Robert Taylor convirtió en contra el 4-2 para Dallas. Quedaban 22 minutos y parecía una sentencia pero del otro lado estaba Leo.
Nervioso y sin ideas, el equipo de Martino no encontraba variantes. Messi no tenía socios, así que se inventó uno.
De un tiro libre suyo en forma de centro llegó otro gol en contra insólito, esta vez para el Inter, marcado por un cabezazo del estadounidense Marco Farfan. Y un rato después Leo fue Leo para marcar el 4-4 de tiro libre, en el ángulo, el lugar donde todos sabían que la iba a poner y la terminó ubicando.
Llegó la tanda de penales y Messi se hizo cargo del penal, cruzándolo ante un arquero que se la jugó a su palo derecho. Y luego vivió la tanda con intensidad, desde el centro de la cancha.
En una noche de color celeste y blanco, fue Cremaschi, nacido en Estados Unidos pero hijo del ex rugbier de Los Pumas, Pablo Cremaschi y probado en el Sub 20 de la Selección Argentina, quien se hizo cargo del penal que le terminó dando la clasificación al Inter Miami, que sigue soñando gracias a Messi y compañía.
Fue el final de un partido de locos, con goles de todo tipo y el mismo protagonista de siempre, el 10 de la camiseta rosa.