En una ceremonia en Washington, el Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, designó este martes a tres argentinos como Embajadores de Buena Voluntad para el Diálogo y la Paz con el objetivo de promover la convivencia interreligiosa y enfrentar la discriminación.
Se trata del sacerdote Guillermo Marcó, el rabino Daniel Goldman y el dirigente islámico Omar Abboud, fundadores del Instituto de Diálogo Interreligioso (IDI), una iniciativa impulsada el año 2004 por el entonces Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, con la misión de difundir la importancia de dialogar entre religiones y culturas y construir sociedades que convivan en paz.
La ceremonia fue en el Salón de las Américas en la sede del organismo de la capital estadounidense, donde el secretario Almagro presentó a los argentinos. “Debo reconocer la racionalidad política, las capacidades sociales y la absoluta buena fe en sus gestiones y su pensamiento», dijo.
«Pero además una valentía muy particular porque el dialogo interreligioso hoy está de moda y forma parte fundamental en el ámbito de las instituciones. Pero ustedes lo hicieron primero. Demostraron coraje”, señaló Almagro a los nuevos embajadores presentes en el recinto.
En la ceremonia se proyectó un video del Papa Francisco en el que señalaba que “es fundamental la cooperación interreligiosa basada en la promoción de un diálogo sincero y respetuoso”. “El desafío es pasar de la simple tolerancia a la verdadera convivencia pacífica”, dijo el Pontífice.
Marcó, que ha sido portavoz de Bergoglio, compartió con Clarín la alegría por este nuevo paso: “Venimos hace más de 22 años trabajando juntos. Los tres constituimos el Instituto del Diálogo Interreligioso. Cuando yo era vocero de Bergoglio comenzamos todo un acercamiento primero al mundo musulmán, y luego al mundo judío. A mi me interesó siempre este tema y él nos alentó para que esto no quedara solo en unos encuentros sino realmente constituir algo en donde uno desde su tradición pudiera aportar una visión diferente y trabajar en común”.
La designación como embajadores implica que ahora estos objetivos tendrán una mirada continental. “A Almagro le interesó la metodología porque la ve aplicable a casos de conflicto, porque nosotros hemos mantenido nuestro vínculo a pesar de tantos conflictos que hay en el mundo”, dijo Marcó.
El sacerdote contó que desde su nueva posición van a trabajar en el diálogo y la paz y en temas como la discriminación. “Los cargos no importan mucho. De alguna manera siento que es un reconocimiento a muchos años de trabajo. Siempre es una palmada en el hombro que a uno le digan que validan lo que hacemos”.
El rabino Goldman contó a Clarín que se siente “sumamente honrado por la distinción”. “Venimos trabajando con la OEA desde hace años en temas de medioambiente, diálogo continental y educación contra todo tipo de discriminación. En este sentido, este reconocimiento nos compromete mucho más en la continuidad de esta suerte de misión que hemos asumido desde hace más de 20 años”.
Respecto de su nueva posición, dijo que “si bien es un momento sensible, por el conflicto de Medio Oriente, somos terriblemente conscientes de que nuestra labor consiste esencialmente en profundizar los lazos de convivencia armónica entre las diversas comunidades y credos que hacen al mosaico identitario de la Argentina y de nuestro continente, pensando también que siempre hay un día después”.
El dirigente islámico Omar Abboud agregó que “es muy importante para toda organización ser reconocida en su trabajo. El Instituto de Diálogo Interreligioso viene trabajando hace más de 20 años en donde se generan ámbitos de concordia y básicamente de diálogo. Tenemos una metodología particular y propia en la experiencia del diálogo”, dijo a esta corresponsal.
“En este sentido, en una organización tan importante como es la OEA para nuestro instituto no solamente es un reconocimiento grande sino un compromiso en términos de seguir con esta labor. No hay ninguna posibilidad de resolver la conflictividad en múltiples ámbitos que se presenta hoy en el mundo sino existe una mentalidad dialógica que, de alguna manera, no ponga solamente el marco teórico en términos de diálogo sino también agregar la cuestión propiamente humana porque el diálogo es esencialmente una actividad humana”.
Luego en un panel, los nuevos embajadores contaron su metodología. “Es un decálogo para el diálogo en general. Lo primero es saber que dialogar es siempre hablar de valores y el uso común de la palabra. Hay valores compatibles y otros incompatibles, pero ¿cómo hacemos para que los valores incompatibles no interfieran en la esencia de la convivencia? Nosotros somos reticentes a hablar de la tolerancia. Pasamos al próximo estadío, a la coexistencia con la convivencia, vivimos cosas similares a pesar de las diferencias”.