La ola de calor que se dio entre fines de enero y principios de febrero afectó las cosechas de soja y maíz. Así lo indicó el informe mensual de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Según el trabajo, la producción de maíz será de 57 millones de toneladas, 2 millones de toneladas menos que lo estimado en enero. Y se trillarán 49,5 millones de toneladas de soja, 2,5 millones de toneladas menos que hace un mes atrás.
Entre diciembre y el 17 de enero se consolidó una mejora hídrica notable en los perfiles de los suelos en gran parte del área productiva Argentina. Sumado al pronóstico de un fenómeno Niño de nivel fuerte a moderado, hace un mes atrás se preveía una mejora de los guarismos de producción de soja en Argentina, con muy buenas posibilidades de superar cómodamente los 50 millones de toneladas.
Pero a partir del 17 de enero se instaló una ola de calor muy larga y severa que dio vuelta el escenario. Además, ocurrió en un momento muy sensible de la soja de primera que forzó el aborto de chauchas.
«Si se compara esta estimación con la proyección de principios de enero, el deterioro de los cultivos llevó a un fuerte recorte de 2,5 millones de toneladas. Este recorte no ha sido mayor gracias a las lluvias claves que cayeron entre el 7 y el 14 de febrero», agregó el técnico.
La estimación de febrero de la entidad bursátil también tiene en cuenta un ajuste en el área nacional de siembra de 100.000 hectáreas menos. Se alcanzó una superficie sembrada de 17,3 millones de hectáreas sembradas, 8,3% más que el año pasado, y se estima un rinde promedio nacional de 2990 kilos
Así, se alcanzarían las 49,5 millones de toneladas, que pese a la baja por la ola de calor, superaría en 29,5 millones de toneladas al malogrado ciclo anterior cuando se cosecharon apenas 20 millones de toneladas
En cuanto a la soja de segunda, la situación sigue muy delicada. «El golpe de calor ha dejado daños generalizados en la región pampeana: hubo caídas en los rindes potencial del orden del 40% a 60% y numerosas áreas pérdidas que llevan a estimar un área no cosechable de 750.000 hectáreas», agregó el informe de la BCR.
La ola de calor también impactó en el maíz ya que se estima una caída en la estimación de producción de 3,4%, frente al guarismo de enero. Con un rinde de 7690 kilos a nivel nacional, se prevé una producción de maíz 2023/224 de 57 millones de toneladas. El recorte es de 2 millones de toneladas respecto de la cifra estimada en enero. Al igual que en la soja, las expectativas al 17 de enero eran muy distintas; el ambiente de alta producción también hacía pensar en una excelente campaña maicera.
Más allá de que falta un buen tiempo para que se materialice la cosecha en toda su magnitud, hoy ya existen algunas preocupaciones, advirtió la entidad.
«En los maíces tempranos, que representa el 35% del total sembrado, el golpe de calor amenaza con un adelgazamiento del peso del grano, lo que podría dejar pérdidas de 10% a 15% respecto del rinde esperado en las áreas más afectadas. En los tardíos cuyas fechas de siembras situaron la floración en las semanas de la ola de calor, hay grandes niveles de daños, que llegan a superar el 50% del rinde potencial y hay una gran incógnita respecto del resultado que pueda concretarse. Los tardíos que se sembraron más tarde y lograron sortear esas semanas fueron beneficiados por las lluvias de la segunda semana de febrero. Sin embargo, es muy importantes que reciban nuevos aportes en los siguientes días para afirmar la recuperación y sostener el potencial de producción maicera 2023/24 que se estima», explicó