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Nadal se diferenció de Djokovic: «Me hubiera gustado ser el tenista con más Grand Slams de la historia, pero nunca fue una obsesión»

Rafael Nadal arrancó esta temporada como número dos del mundo y el máximo ganador de Grand Slams de la historia. Pero tras una inactividad de ocho meses por una lesión en el psoas de la pierna izquierda que sufrió en Australia y una operación de cadera hace tres meses, el español cayó al puesto 237° del ranking y vio como ese récord de 22 títulos «grandes» era superado por Novak Djokovic. El serbio lo igualó al coronarse en Melbourne, rompió el empate con su coronación en Roland Garros y agigantó su leyenda al gritar campeón en el US Open para llegar a los 24 Majors.

En pleno proceso de recuperación, apuntando a volver a las canchas en 2024, el mallorquín no pudo hacer nada para evitar esa hazaña de Nole. Igual, haber perdido esa impresionante marca no le dolió mucho Rafa, aunque él Soemteque si los papeles se invirtieran, su clásico rival no sentiría lo mismo.

«¿Si me hubiera gustado ser el tenista con más Grand Slams de la historia? Sí, pero nunca ha sido una obsesión ni me frustra porque creo que dentro de mis posibilidades hice todo lo que pude para las cosas fueran lo mejor posible», comentó en una entrevista con la plataforma Movistar+.

Y cuando le señalaron que no se puede vivir frustrado con 22 Grand Slams, no dudó en contestar: «Sí que se puede. Novak, por ejemplo, creo que lo vive de una manera más intensa que la que lo viví yo. Para él hubiera sido una frustración más grande no conseguirlo y a lo mejor por eso lo consiguió».

«Él ha tenido la capacidad de llevar la ambición al máximo. Yo fui ambicioso, pero de forma sana sin enojarme más de la cuenta en la cancha cuando las cosas no me iban bien. Son culturas distintas y cada jugador, cada país lo vive de forma diferente”, agregó.

Nadal se sometió el 2 de junio (un día antes de su 37° cumpleaños) a una intervención por artroscopia para tratar la lesión de nivel 2 en el psoas ilíaco que había sufrido en Australia y una vieja molestia en la cadera. El mallorquín, que tras aquel partido que perdió con Mackenzie McDonald en la segunda ronda en Melbourne ya no volvió a jugar, se prepara para regresar el año próximo al circuito. Y aunque lo ilusiona volver a ser competitivo, fui cauteloso a la hora de hablar de objetivos.

«No tengo un plan establecido, me gustaría volver a jugar, volver a ser competitivo. Pero la ilusión no es volver y ganar Roland Garros o Australia. Que la gente no se confunda», aclaró Rafa. «Soy muy consciente de que todo eso queda muy lejos. Yo no digo imposible porque, al final, las cosas en el deporte cambian muy rápido. Pero no soy un iluso y soy consciente de las dificultades a las que me enfrento: la edad y los problemas físicos no me dejan entrenarme al cien por ciento. No sé cómo voy a estar. Aunque eso no me quita la ilusión».

El mallorquín contó que, en la actualidad, sus entrenamientos son «aburridos», que no puede golpear la pelota ni moverse a la velocidad a la que estaba acostumbrado. «Tengo que ir con cuidado, conteniéndome todo el rato. Entreno 40 minutos tres veces por semana», explicó.

Afirmó que la operación era un paso necesario, porque «tenía el psoas muy mal» y sin la intervención «no se iba a recuperar, aunque parara un tiempo muy largo».

Y confesó que, aunque vio las finales de Wimbledon (que ganó Carlos Alcaraz) y el US Open, no suele ver tenis cuando no está compitiendo.

Nadal se lesionó el psoas de la pierna izquierda en Melbourne. Foto MANAN VATSYAYANA / AFPNadal se lesionó el psoas de la pierna izquierda en Melbourne. Foto MANAN VATSYAYANA / AFP«No porque no me guste, porque sería muy desagradecido, es por pura desconexión. Cuando hiciste algo toda tu vida no desconectas si estás pendiente de lo que pasa. Y necesitaba desconectar un poco. Estuve de vacaciones cinco semanas haciendo solo gimnasio», contó.

En mayo, cuando avisó que no jugaría en Roland Garros, torneo que ganó 14 veces, Nadal deslizó que quería para y prepararse de la mejor manera para encarar en 2024 la última temporada de su carrera. Y la idea de despedirse en París, jugando el Grand Slam francés y los Juegos Olímpicos, le gusta.

«Sería un broche bonito si estoy bien. No soy negativo pero sí realista y cauto. Que me gustaría, claro. Si siento que tengo alguna posibilidad de ganar Roland Garros, cambiará la forma de armar el calendario. Si no, a lo mejor me gustaría hacer una gira de despedida por muchos sitios», aseguró,

Aunque también se animó a dejar la puerta abierta para seguir.

«Mantengo que posiblemente 2024 sea mi último año, pero no lo puedo confirmar. Hay muchas posibilidades de que sea así porque veo cómo está mi cuerpo, pero no sé cómo estaré dentro de tres o cuatro meses», reflexionó. «Pero, ¿si no es así? ¿Si por arte de magia -aunque no creo en la magia- de repente el cuerpo se recupera después de un parate largo como el que tuve y me siento con fuerza y energía para continuar? No me gustaría decir una cosa y después hacer otra».

Y cerró: «Soy cauto. Mi ilusión es a mediados de noviembre saber cómo estoy realmente. Ahí analizaré mi hoja de ruta. La ideal es jugar para intentar competir al máximo nivel y si eso ocurre intentaré utilizarlo para los torneos que más me interesan. Vivo el día a día con la ilusión de darme la oportunidad de tener la opción de decidir. Voy trabajando y luego mi físico y mi cabeza me dirán».

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