El primer empleo de Gerardo Martínez fue en Ferrocarriles mientras estudiaba para técnico mecánico y luego el líder de la UOCRA se dedicó a la “más creativa actividad de la construcción”. Daniel Funes de Rioja, presidente de la UIA, comenzó en una compañía de seguros. El del CEO de Ford, Martin Galdeano, fue en una automotriz y Wanda Weigert, la CEO de Globant en el país, arrancó en una editorial mitad en blanco y mitad en negro.
Moderados por José del Río, Secretario General de Redacción del diario La Nación, contaron experiencias y explicaron propuestas para generar empleo formal privado, hoy en el mismo nivel de 2017, unas 6 millones de personas cuando la población creció desde entonces.
Previamente Eduardo Levy Yeyati, profesor de Di Tella y Milagros Arguello, de la consultora Boston, destacaron el consenso acerca de que el progreso social en la Argentina no es posible sin inclusión laboral.
La fuerza laboral privada se divide en tres tercios, uno el blanco con derechos, el segundo los empleados en negro, un 28% que crece y hay otro 26% de independientes, algunos monotributistas por opción y otros de baja calificación. En ese universo 35% están en la informalidad.
Existen planes como Potenciar Trabajo que asisten a 1,2 millones de personas.
“Aunque crezcamos hay barreras para el trabajo formal. Lo único que crece es la informalidad, hay más informales que empleados en blanco que son entre 30 y 31% mientras los informales llegan al 37%. Y esto pasa mientras Uruguay, Chile, Colombia y Brasil reducen la informalidad. Nosotros lo subimos”, describió Levy Yeyati.
Contó que Argentina tiene más empleo público que el resto de la región. “En la administración pública es 9,2% más que en Uruguay es de 7,2%. Hay mucho empleo público y la diferencia salarial no es tan alta respecto a otro países. Funciona como seguro de empleo en lugares donde no llega el sector privado. Pero consolida una situación de falta de empleo privado”, arriesgaron.
Puestos a enumerar propuestas, los expertos se centraron en una mejor oferta educativa y un sistema de formación laboral continuo.
También en incentivos a la creación de empleo privado. Y concluyeron: “La macroeconomía es central, sin eso no hay creación de empleo, pero con eso sólo no alcanza y más que hablar de reforma laboral se pueden hacer pequeños cambios de gran impacto como eliminar las multas laborales que exceden con creces la preservación del poder adquisitivo de los fallos judiciales”.