No es habitual ver sastrería de alto nivel, ni siquiera entre los más ricos. Por eso el traje que el rey Felipe VI vistió durante la final de Wimbledon el pasado domingo —con victoria del español Carlos Alcaraz— llamó la atención de Derek Guy, un conocido escritor residente en Estados Unidos y especializado en moda masculina que lo ensalzó en su cuenta de Twitter.
Su relato acumula, en el momento de escribir estas líneas, más de 29 millones de reproducciones. «Hablemos de las razones por las que [este nivel de sastrería] es genial», comienza. «El rey Felipe suele ir muy bien y parece que todos sus trajes están hechos por el mismo sastre«. Sus observaciones han sido recogidas por la prensa internacional. Incluso el diario británico The Times se ha atrevido a apodarlo «Felipe el fabuloso».
King of Spain at the final day of Wimbledon. This looks great.
Very rare to see this level of tailoring nowadays, even on the wealthy. So let’s talk about some of the reasons why it’s great. 🧵 pic.twitter.com/nZtDzxkMxN
— derek guy (@dieworkwear) 17 de julio de 2023 «El traje le queda impecable«, valora la patronista española Asun Domínguez en conversación con El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica. «No le tira, la manga cae pegada al cuerpo, no hace arrugas y el brazo no se marca. Los pantalones están clavados, hechos para su estatura. No coger el bajo es el error más gordo que se puede cometer. Las solapas suelen ser más estrechas, pero él es muy alto: si pones solapa estrecha le haces aún más alto. Para hacer bien un traje no solo hay que mirar la estética del momento, sino la proporción de a quién se lo haces. Lo importante no es la norma, sino el conjunto«.
Domínguez coincide con Guy —quien, tras años escribiendo un blog de estilo masculino, saltó a la fama este invierno porque su Twitter empezó a aparecer en los timelines de miles de usuarios con el cambio de algoritmo que introdujo Elon Musk— en valorar la técnica con la que está elaborado el traje, no si el estilo del rey es adecuado o no. Para gustos, colores, insiste la patronista. Por su parte, el escritor destaca el cuello, la longitud del pantalón y la falta de arrugas, y lo compara con otros trajes que quedan apretados, cortos de chaqueta y largos de pantalón a quienes los visten.
His coat here also ends about halfway from the collar to the floor, which is again a very classic and flattering proportion. His sleeves hang very cleanly. His trousers are well-proportioned for his coat. pic.twitter.com/AkHtLmLSvA
— derek guy (@dieworkwear) 17 de julio de 2023 «Puede que hoy no te pongas la misma combinación de colores que te ponías hace veinte años. Pero en costura, técnica y patronaje, lo que hace cincuenta años estaba mal sigue estándolo ahora«, añade la patronista. Es el mismo argumento que utilizó al analizar el vestido de novia de Tamara Falcó, que en redes fue criticado por aburrido e irrelevante. «Es un vestido clásico, atemporal y muy de la realeza. Pero es fantástico técnicamente hablando», comentó. Conseguir que un vestido con pedrería y sin sujección a la cintura se ajuste al cuerpo es toda una proeza, según explica Domínguez. Igual que hacer un traje de hombre a medida en el que todas piezas casen tan bien.
Un sastre muy discreto
¿Quién es el valorado artífice del traje de Felipe VI, que tan bien hace su trabajo según los expertos? En torno a esta pregunta surgen muchas dudas. En primer lugar porque El Periódico de España se lo ha preguntado a Casa Real, pero no ha obtenido más respuesta que la de la recepción del email.
El Rey Felipe VI tiene ahora a un sastre que le confecciona los trajes, pero cuya identidad se desconoce por contrato: «Hay un acuerdo de confidencialidad por el que, si se desvela la identidad del sastre que confecciona los trajes del monarca, este deja de estar con él. En la actualidad este sastre le hace muchísima de su ropa al rey Felipe VI», según publica El Cierre Digital.
Pero esa opacidad es nueva. Desde que se reinstauró la monarquía en España, el puesto de sastre real lo ocupó Jaime Gallo Garachana. Un modisto burgalés que abrió una sastrería en la calle Ayala 27 (el corazón del barrio de Salamanca de Madrid) en 1972. Allí permaneció hasta su muerte, en 2015. Fue un sastre discreto al que, según el obituario que le dedicó El País, sacó del anonimato el rey Juan Carlos I, a quien vistió durante desde su juventud.
En sus 43 años en el negocio, Gallo solo dio una entrevista: al medio especializado El Aristócrata en el año 2010. En ella contó que emprendió «por amor a la profesión», con «el propósito de llegar a ser un referente en la sastrería» y que el establecimiento llegó a contar con 49 trabajadores en plantilla. Tras su muerte, la tienda aguantó en manos de su hijo hasta principios del año pasado, cuando cerró por falta de actividad.
De todos modos, y aunque Felipe VI tengo un nuevo y misterioso sastre, El Cierre Digital también ha podido confirmar que «el traje que lució el Rey de España en la final de Wimbledon es una composicion que hizo para él en su última etapa Jaime Gallo». El hijo de Gallo, Fernando, escribió a Derek Guy tras viralizarse su hilo para contarle lo mismo: que ese traje tan bien hecho era obra de su padre. Un traje, por tanto, que ha resistido al paso del tiempo y a los cambios físicos.
What a treat. After my thread on King Felipe, a man emailed me to tell me that his father, Jaime Gallo, made those clothes. Gallo had been Felipe’s tailor since Felipe was 11 years old. Sadly, Mr. Gallo passed away in 2015. An article about his work:https://t.co/iEi4XlPhJn pic.twitter.com/3fF0mozceG
— derek guy (@dieworkwear) 19 de julio de 2023
Calidad española
Y es que confiar en la sastrería española es apostar sobre seguro. «Si es verdad que ese fue un traje de Jaime Gallo, que murió en 2015, fíjate qué bien ha resistido el paso del tiempo. El físico cambia, pero las hechuras son perfectas y han pasado 8 años. Es un gran trabajo», explica Fran Tochina (Valencia, 1979), el presidente del Gremio de Sastres y Modistas de Valencia en conversación con este diario.
Si hay un sitio en España donde saben de sastrería, es aquí. Se trata del gremio laboral más antiguo de España: «Tenemos 775 años. Se fundó en 1247 por el rey Jaime I, que quiso aglutinar así a todos los profesionales y artesanos de la aguja en Valencia. Había sastres, pero también sombreros o calceteros«.
Tochina, que lleva 14 años al frente del Gremio, explica que la sastrería española «siempre ha gozado de gran prestigio internacional», pero que el oficio actualmente está en horas bajas. «Primero porque falta vocación. Grandes sastres que fallecen, sus hijos heredan… pero no quieren seguir con el oficio«, explica. Más o menos lo que acabó pasando con la sastrería de Jaime Gallo.
«Ahora mismo en Valencia tenemos siete sastrerías. En el norte hay más tradición de trajes a medida y Madrid es la ciudad que más establecimientos de este tipo tiene, con diez. Pero en toda España no llegará a un centenar de sastrerías». Y apunta que otra de las claves es «cierto complejo que tenemos en España. No valoramos lo nuestro. Con las redes sociales y demás, parece que ir a estudiar sastrería a Londres es mejor. Y no es verdad, es diferente. No es lo mismo el pliegue de la manga inglesa, la italiana o la española». En su gremio aún imparten formación de sastrería «y sigue teniendo demanda».
El rey va (bien) vestido
Tochina concuerda «al 100% con la opinión de Derek Guy. Aparte de la percha que tiene, es que el Rey viste siempre impecable. Una completa armonía en todo su estilismo. La moda actual se carga los cánones clásicos. Pantalones súper cortos, muy ceñidos… y cuando ves a una persona vestida al 100% de sastrería, respetando todos los largos, las alturas o las caídas, nos llama la atención a los que sabemos reconocer un trabajo artesano».
Para hacer un traje a medida hacen falta «horas, muchas horas», dice la patronista Domínguez. La chaqueta, «entre 36 y 40 horas si la hace un experto. Son muchísimas piezas, entretelas, sujecciones de pecho, puño, forro… Es como el vestido de Tamara Falcó: lo que no se ve es lo que cuenta».
Tochina da la última clave de la decadencia de las sastrerías: «Ahora la gente prefiere pagar una etiqueta, una marca. Se gastan 3.000 o 4.000 euros por un traje de Balenciaga que será una firma en alza, pero es una confección industrial. ¿Qué vale un traje a medida, hecho exclusivo para ti? Entre 1.200 y 1.800 euros. Y te asegura unas proporciones perfectas de chaqueta, una caída perfecta de mangas y que no se va a deformar».
Felipe VI cobra 12.650 euros al mes —259.000 euros brutos al año— procedentes de los Presupuestos Generales del Estado y puede, por tanto, permitirse estos trajes a medida. Pero el dinero no lo es todo.
Getting a lot of questions regarding my criticism of Daniel Craig’s clothes. Common questions: «How can you dress if you’re muscular?» «Should no one wear skinny suits?» «What about a more modern silhouette?» Let’s talk about some of these points. 🧵 pic.twitter.com/uxCCidmEU2
— derek guy (@dieworkwear) 17 de julio de 2023 El hilo de Guy cita un buen puñado de ejemplos de personajes ricos y famosos —como el mismísimo Daniel Craig— que, en su opinión, llevan los trajes mal. En su caso, demasiado ajustados y arrugados. La patronista Domínguez da otros ejemplos recientes de mala confección: la chaqueta del rey de Holanda en la boda de Hussein de Jordania y la de Alberto Núñez Feijóo en su visita a El Hormiguero.