En medio de la incertidumbre acerca de un posible nuevo aumento en los combustibles, ocurrió lo esperado: los automovilistas se agolparon en largas colas frente a los surtidores. de las estaciones de servicio para llenar sus tanques.
Sucede que este miércoles a la medianoche vence la prórroga que aplicó la gestión de Alberto Fernandez al impuesto al combustible líquido (ICL) y al dióxido de carbono (IDC). Con lo cual, se calcula que si se desestima la prorroga, el impacto en los precios al consumidor, será de entre el 10% y el 11%. En ese caso, el litro de nafta súper pasaría de $ 699 a $ 775, mientras el valor de la premium subiría de $ 862 a $ 956. Siempre tomando los valores que se ven en la ciudad de Buenos Aires.
Esa carga tributaria se actualizó por última vez durante el segundo trimestre de 2021 con el objetivo de que no se dispararan los precios. Como contraparte, el Gobierno le exigió a las petroleras que aumentara los precios por debajo del Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Después, en noviembre del año pasado, el entontes ministro de Economía Sergio Massa postergó nuevamente el traslado del impuesto a los surtidores bajo el argumento de que “tratándose de impuestos al consumo, y dado que la demanda de los combustibles líquidos es altamente inelástica, las variaciones en los impuestos se trasladan en forma prácticamente directa a los precios finales de los combustibles».
Ante la inminente prorroga, el 1° de febrero, el rumor del aumento de precios movilizó a los automovilistas hasta las estaciones de servicio. Sin embargo, todavía no existió una confirmación oficial sobre el traslado a los precios.
Por la no actualización del impuesto el fisco dejó de recaudar, se calcula, unos US$ 3.600 millones desde 2021. Una cifra cobra una dimensión especial en momentos de arduas negociaciones con la oposición que logró revertir el Congreso el capítulo fiscal de la ley Omnibus. Las petroleras descuentan que podran trasladar el impuesto a los precios al consumidor sin siquiera esperar a que el Gobierno publique la medida en el Boletin Oficial. En una de las petroleras estimaron que el litro de gasoil y nafta podrian incrementarse entre $62 y $91,50 respectivamente.
Pero también suponen que -después de dos años y medio- no podrán trasladarlo de una sola vez. Especialmente en estos momentos, cuando -debido a los drásticos aumentos- la demanda viene en caída. Solo en enero, las ventas cayeron un 20%, según estimaciones de CECHA, la Confederación de Entidades de Comercialización de Hidrocarburos y Afines.
Las estimaciones del impacto que puede tener la aplicación del impuesto difieren según las distintas fuentes. Por ejemplo, para el economista Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), el incremento de los precios sería de 25%.
Eso implicaría llevar la suma fija a unos $175 por litro. En dólares oficiales pasaría de U$S 0,95 a U$S 1,2. Para Nación podría implicar recursos extras por 0,37% del PIB y para provincias por 0,15% del PIB.
Este tributo, según un informe del IARAF, » tiene el carácter de coparticipable, por lo tanto, afecta los ingresos de Nación y provincias más CABA».
Al poner como ejemplo la provincia de Cordoba, el economista señalaó que «el peso de cada tributo sobre el valor final de la nafta súper en la ciudad de Córdoba, se observa que la carga tributaria es del 24% en la actualidad. Si se actualizar plenamente por inflación el valor del impuesto, la carga tributaria total sobre el precio final de la nafta pasaría a ser del 39%», estimó.