Estados Unidos ha tenido varias campeonas de tenis adolescentes, incluyendo la reina que luego llegaría a asentarse en el trono mundial y de la historia del deporte; Serena Williams. Este sábado, un nuevo nombre se ha sumado a la lista: Coco Gauff.
A los 19 años, en su primera final en Nueva York y segunda de Grand Slam tras Roland Garros en 2022, Gauff ha inaugurado su palmarés de grandes en casa, con el Abierto de Estados Unidos. Y lo ha hecho ni más ni menos que imponiéndose 2-6, 6-3 y 6-2 a Aryna Sabalenka, la ganadora este año en Australia y la jugadora que el lunes amanecerá como número 1 del mundo.
Caía al suelo Gauff cuando, en su primera bola de partido, superaba en otro rally todo lo que le enviaba la bielorrusa y veía como un golpe de Sabalenka iba demasiado largo. Y se arrodillaba, y lloraba, como una niña, como lo que casi es, antes de subir a las gradas para fundirse en un abrazo con sus padres, deportistas.
Una nueva dimensión
Con el triunfo Gauff, actualmente número 6, despertará también el lunes en el número 3, tres millones de dólares más rica, y en una nueva dimensión. Porque este torneo ha ratificado lo que llevaba augurándose desde que a los 15 años ganó a Venus Williams en Wimbledon.
Su meteórico ascenso ha llegado con la misma velocidad con que recorre la pista. Porque Gauff, que justo antes de Wimbledon empezó a trabajar con el catalán Pere Riba y tras una salida temprana del torneo sumó también a su equipo a Brad Gilbert como asesor, es hoy una de las deportistas más rápidas y en forma del circuito.
Pero el trabajo de Gauff, hija de deportistas, madura y social y políticamente consciente, ha sido también mental. Ha decidido disfrutar y no dejarse atrapar por la presión. Y es un crecimiento y una filosofía que le van a hacer falta. Porque en Arthur Ashe, este sábado, ha nacido una estrella. Y EEUU tiene hambre de reina.