Ni por arriba, ni por abajo, ni frente a un rival situado dos categorías por debajo -concurriendo en el Grupo 3 de Segunda RFEF– ni con una alineación armada entre presumibles titulares y revulsivos habituales. Tampoco con una andanada de oportunidades y una actuación monumental de su teórico portero suplente -que salvó los muebles en repetidas ocasiones-, ni tan siquiera con la mejor actuación de algunas piezas prácticamente inéditas esta temporada, que se escaparon de Olot como la única noticia positiva, junto a la experiencia para algunos de los los canteranos. Hasta los penaltis, de este modo, tuvo que esperar el Córdoba CF para verse apeado de su primera cita en la Copa del Rey en dos años (0-0), en la que lejos de mejorar la imagen a domicilio puso otra losa sobre su crisis particular.
En resumidas cuentas, los de Iván Ania no encontraron ni el camino -ni la forma de verlo- en su visita al cuadro catalán con motivo de la primera ronda del certamen copero, en la que volvieron a exhibir la misma retahíla de carencias a domicilio, aunque acrecentadas por la eliminación: fragilidad, poca puntería y, en líneas generales, escasez de ideas. «Estamos decepcionados. Teníamos la ilusión de poder pasar la eliminatoria. No hemos sido capaces. No creo que fuese un tema de actitud. Era un problema más de concentración. alternamos buenos momentos en los que fuimos superiores y tuvimos la posibilidad de hacer el segundo gol, pero en el momento que no lo haces, Luego estábamos expuestos», lamentó el propio técnico blanquiverde, autocrítico, una vez consumada la cita en tierras catalanas.
«Me preocupa no ganar fuera»
Contrincante ajeno al fútbol profesional, pero mismo mensaje por parte del asturiano tras 120 minutos y una tanda de pura agonía: lejos de El Arcángel, generalmente, se sigue viendo a un Córdoba CF irreconocible. Si bien en ciertos compases de la primera mitad no fue así, lo posterior al descanso confirmó la misma premisa de las últimas salidas, y es que los califas están empezando a ahogarse en su propia mala racha. «Es evidente que fuera de casa tenemos que mejorar, no podemos conceder tantas llegadas. Me preocupa no ganar fuera, necesitamos ganar cuanto antes. El año pasado fuimos los que más puntos hicimos como visitantes, tendremos que ver los motivos», indicó.
El segundo acto fue otra muestra sobre la evidente falta de frescura blanquiverde más allá de su feudo. Solo una actuación meritoria del debutante Ramón Vila -incluso atajó un penalti en la tanda-, precisamente, pudo evitar una más que posible victoria del conjunto local antes de tiempo, aunque el resultado fue el más amargo. «Cuando pierdes siempre esperas un poco más. Hemos caído ante un rival de dos categorías menos. Sabíamos que teníamos que igualar la intensidad y la ilusión», señaló.
Tampoco fueron estímulo suficiente los mejores minutos de Jude Soonsup-Bell defendiendo la casaca blanquiverde, como autor del único tanto cordobesista a lo largo de la cita. «Es el jugador que más reforzado sale y no solo por el gol. Siempre creó peligro», valoró.
La mirada al campeonato
Irremediablemente, a los de Ania les tocará ahora centrarse en el campeonato, con una prueba de máximo calibre al frente y un reducido espacio de tiempo: el próximo domingo ante el Almería en el Estadio de los Juegos Mediterráneos. Será la segunda cita en calidad de visitante en el lapso de apenas cuatro días, aunque la idea, al menos a priori, es que el desenlace no sea el mismo. «Tenemos que hacer borrón y cuenta nueva, autocrítica de este partido», analizó.
Será una cita, por otro lado, en la que no se espera la presencia de Matías Barboza -que regresaba tras siete semanas lesionado-, sustituido durante los primeros compases del encuentro: «es un golpe duro porque contábamos que ya iba a estar disponible. Creo que tuvo una recaída del isquiotibial», avanzó su técnico, ahora pendiente de las pruebas que serán realizadas al central para evaluar el alcance y naturaleza de su dolencia.