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Julián Muñoz, estrella de la prensa del corazón y fugaz alcalde corrupto

En 2003, Julián Muñoz se autodefinió como «un español católico, trabajador y sentimental, una persona del pueblo con valores antiguos que me inculcaron mis mayores: lealtad, respeto a mis principios, honra y honor». En ese momento, saltaba a la fama por su relación con la cantante Isabel Pantoja y había sido recientemente nombrado alcalde de Marbella tras la dimisión de Jesús Gil a raíz de su implicación en el denominado ‘caso Camisetas’.

Ni su turbulento romance con la tonadillera funcionó, ni su trayectoria política fue gestionada de la mejor manera. El expolítico acabó con el corazón roto y en prisión por el ‘caso Malaya’, una de las tramas de corrupción inmobiliaria e institucional más importantes destapadas en España.

Un triángulo amoroso

Pero antes de sus problemas con la justicia, el triángulo amoroso entre Julián Muñoz, Maite Zaldívar e Isabel Pantoja copó portadas de la prensa rosa en la primera década de los 2000. Muñoz llevaba casado con Zaldívar desde 1974 -con quién tenía dos hijas, una biológica y otra adoptada- cuando conoció a la tonadillera y quedó prendado de ella en Fitur 2003. El exalcalde de Marbella acabó siendo infiel a su mujer, tras casi 30 años de matrimonio, con la artista, que enviudó en 1984 del torero Paquirri.

Los primeros encuentros de la pareja surgieron en total secretismo, en el apartamento que tenía la tonadillera en Guadalpín, y más tarde en Cantora, finca de la que Muñoz salía en el maletero para esquivar a los periodistas. «Yo me sentía como el tío más importante del mundo, había conseguido que un personaje tan impresionante como Isabel Pantoja se fijara en mí, yo era el puto amo», confesó Muñoz en su docuserie de Telecinco.

Los rumores no tardaron en llegar a los medios de comunicación, pero no fue hasta la romería del Rocío de 2003 que decidieron confirmar su relación con su beso. Poco después también pasearon por la Feria de Marbella y otros actos públicos organizados por el Ayuntamiento. Muñoz acabó divorciándose de Zaldívar, aunque más adelante se verían envueltos juntos en la trama de corrupción.

Su amor con la tonadillera fue idílico, de película, hasta que los procesos judiciales complicaron su relación. En 2009, la tonadillera confirmó en la revista ‘¡HOLA!’ el fin de su relación con el expolítico. «Mi relación con Julián ha terminado. Ha sido una decisión muy dolorosa«, aseguraba en la portada. Años más tarde, el propio Muñoz confesó que se sentía avergonzado de esta infidelidad a su mujer. Tras su separación de la cantante, entre 2009 y 2016, Muñoz mantuvo una relación con Karina Pau.

Alcalde de Marbella y ‘caso Malaya’

Entre escándalos amorosos, Julián Muñoz se dedicaba a la política. Entró como concejal en Marbella en 1991 de la mano de Jesús Gil y acabó como alcalde de la ciudad tras la dimisión del expresidente del Atlético de Madrid por el ‘caso Camisetas‘. En 2002, Muñoz consiguió la mayoría absoluta del Grupo Independiente Liberal (GIL), revalidando su cargo en las elecciones municipales de 2003. Sin embargo, en junio de ese mismo año le embargaron el sueldo y dos meses después Muñoz perdió la alcaldía tras una moción de censura.

Antes del famoso ‘caso Malaya’, Muñoz se había visto implicado en otros casos de irregularidades urbánisticas como el ‘caso Proinsa‘ y el ‘caso Banana Beach‘. Por el primero, el fiscal pidió 18 meses de prisión y ocho de inhabilitación contra él por una licencia de obras en 1999, cuando él presidía la Comisión de Gobierno que la autorizó. Por el segundo, fue condenado a seis meses de cárcel y ocho años de inhabilitación para el empleo y cargo público por un delito urbanístico.

La investigación a Julián Muñoz y su entorno comenzó cuando Zaldívar aseguró en un programa de televisión que su exmarido llevaba a casa bolsas de basura llenas de dinero. Muñoz fue detenido el 19 de julio de 2006 en la tercera fase del ‘caso Malaya’ y entró a prisión por presunto cohecho, malversación de fondos públicos y prevaricación urbanística relacionada con la concesión de licencias ilegales durante los Gobiernos municipales del GIL. Dos años y medio después, Muñoz salió en libertad, pero volvió a ser condenado en 2013 a siete años y medio de cárcel más y 10 años de inhabilitación de desempeños públicos.

También se vieron implicadas sus dos mujeres en la investigación que determinaría si eran testaferros para blanquear el dinero que Muñoz había estado desviando del ayuntamiento. En las cuentas de Pantoja y sus sociedades, aparecieron ingresos anómalos de casi 600.000 euros. Otra operación inmobiliaria sospechosa fue la compra de un apartamento de más de 300.000 euros en el número 105 del Hotel Guadalpín. Pantoja terminó siendo condenada a dos años de cárcel. Originalmente, el expolítico había sido condenado a 20 años de prisión, a pesar de que finalmente pasó únicamente cinco años y dos meses del total por su estado de salud.

Enfermedades

En los últimos dos años en la cárcel, Muñoz se vio obligado a visitar el hospital en 29 ocasiones por una cardiopatía isquémica-hipertensiva, unida a una diabetes mellitus tipo 1 y un numeroso cuadro de afecciones, entre ellas una arteriopatía. La propia subdirectora médica de la prisión informó de que el riesgo de muerte de Muñoz a medio plazo era superior al 50% a pesar de la asistencia médica continua.

El 6 de mayo de 2016 abandonó definitivamente la prisión y pasó a cumplir su tercer grado en el Centro de Inserción Social de Algeciras, donde estuvo cinco años. En 2021, el juzgado de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional le concedió la libertad condicional por sufrir «una pluripatología grave e incurable, a la cual se añade la afección oftálmica que ahora padece y que también es incurable».

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