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La periodista Agustina Peñalva denunció por acoso al economista Walter Graziano

Tras realizar tres presentaciones judiciales, la comunicadora expuso su situación al aire y quebró en lágrimas

La periodista Agustina Peñalva decidió romper el silencio y contó que hay un hombre que la acosa. Se trata de Walter Graziano, un economista que hizo algunas participaciones televisivas. Además, expuso las situaciones que tuvo que vivir y que acudió a cuatro comisarías en búsqueda del botón antipánico. También le pidió a la Justicia que reaccione.

“Desde principios de agosto, una persona llamada Walter Graziano me viene acosando. En principio, en las redes sociales, hostigándome con muchísimos mensajes, más de 20 o 30 por día. Hasta que tuve una pequeña alerta cuando me anunció que estaba esperando el momento para encontrarme a solas. En ese momento lo bloqueé, nunca hubo una respuesta de mi parte, solamente miraba los mensajes porque me llamaba la atención la cantidad que me mandaba. De ahí se trasladó a Twitter. Lo bloqueé pero se empezó a abrir otras cuentas”, inició Peñalva.

Tras eso, dijo que él se presentó por primera vez ante ella en un restaurant donde estaba cenando con un grupo de amigas, el 24 de agosto pasado, sin que la periodista -en un primer momento- se diera cuenta de que se trataba del mismo hombre que la hostigaba en redes. Contó que solo le preguntó por su trabajo. “Yo no sentí ninguna alerta ni ninguna alarma, y se despidió. Pero a los pocos días, una persona le empezó a escribir a la chica que me hacía las manos, diciéndole que me quería regalar un servicio. Esto ya me puso en alerta porque empecé a atar cabos y era la misma persona que venía bloqueando desde varias cuentas, era este hombre”, reveló.

Días después, dijo que estaba en el gimnasio, haciendo bicicleta, y que la interceptó alguien que bruscamente salió de la cinta. “[Actuó] como si me conociera, diciéndome si esa noche pensaba trabajar o no. Yo en ese momento salí disparada porque automáticamente mi cabeza asoció a este hombre con el del bar, con el de los mensajes [en redes], con el que me decía que estaba esperando encontrarme sola”, explicó.

Entonces, contó que se fue y que la jornada siguiente volvió al gimnasio y preguntó cuándo se había anotado esta persona. Le respondieron que una semana antes. “Él lo que hizo fue mirar las etiquetas de mis redes sociales. Cuando me enteré que se había anotado hacía una semana, me acerqué a la Policía, hice la primera denuncia, el 4 de septiembre. Él no paró de hostigarme con estos mensajes constantes, comentando absolutamente todo lo que hacemos y decimos en el programa”, siguió.

Dijo también que se presentó en el gimnasio hasta con dulces de regalo, y que en ese local tomaron la decisión de sacarle la credencial a Graziano. Una vez hasta le avisaron a ella que estaba en la puerta esperándola, para que no saliera. “Automáticamente me volví a acercar a la Policía, hice una segunda denuncia. En ese momento me dieron el botón antipánico”, expresó, aunque siempre dejó en claro que la actitud del economista no se detuvo. Asimismo, dijo que le seguía escribiendo en redes, a través de distintas cuentas, como si tuviera un vínculo con ella, cuando “jamás en la vida” lo había visto ni había tenido interacción con él.

“Lamentablemente, este hombre sabe dónde vivo, cómo me muevo, dónde voy. Sigue a mis amigas, los emprendimientos de mis amigas, y les manda mensajes absolutamente todo el tiempo preguntándoles dónde me puede llevar obsequios, dónde me puede encontrar, dónde me puede interceptar”, acotó.

El último episodio, según su relato, ocurrió el viernes cuando ella salió de la cancha de San Lorenzo y se generaron incidentes por el reclamo de los hinchas al respecto de los escándalos que hay en el club con la comisión directiva. “Yo estaba grabando contenido para YouTube, porque es lo que hago siempre después de que termina cada partido. Y mi grupo de amigas estaba un poco más alejado de donde estaban los hinchas. En un momento me acerqué a mis amigas porque fui a buscar mi matera, y vi que había un hombre de espaldas. Se dio vuelta, me puso un libro en el pecho y, cuando lo vi, se me cayó el mundo”, contó y continuó: “En la cancha tuvimos un forcejeo, él me decía que lo único que quería era estar conmigo; que si estaba con él, no me iba a lastimar; que por favor le aceptara el libro. Yo le decía por favor, no quiero nada con vos, necesito que lo entiendas, me da miedo lo que estás haciendo“.

Peñalva dijo que en el lugar había agentes de la Policía y que ella se acercó, pero que tras tomarle los datos la dejaron ir a ella y también a él. Entonces, radicó su tercera denuncia, que esta vez quedó en el fuero porteño. Llevó los papeles al estudio y los mostró en cámara. “Hoy estuve desde las siete de la mañana hasta casi las 11, encerrada en un cuarto, respondiendo preguntas sin parar, de una forma que es completamente angustiante. Respondiendo y repasando cada uno de los episodios de este chabón acercándose, de este hombre hostigándome, de este hombre no entendiendo que no es no, que no quiero nada de él, que no quiero sus bombones, que no quiero sus flores, que no quiero que me hable, que no quiero que aparezca nunca más en mi vida”, exclamó.

Según planteó la periodista, se enteró de que su acosador estuvo preso un mes “en un lugar para personas que no están bien de salud mental” por hostigar y acosar a una colega suya, como así también que su exmujer lo denunció. “Lo declararon insano para convivir con terceras personas. ¿Me podés explicar por qué yo, teniendo tres denuncias y un botón antipánico, y él habiendo sido una persona que estuvo un mes preso con antecedentes exactamente iguales a los míos… ¿Me podés explicar cómo la Policía el otro día lo larga atrás mío? Sabiendo que este hombre sabe dónde vivo, dónde trabajo, a dónde voy al gimnasio… que este hombre sabe cada uno de los lugares que visito y que frecuento, y que se ocupa de hacérmelo saber a través de sus redes sociales constantemente, ya que menciona los lugares en los que estoy. O sea, me persigue. Y, es más, les digo algo más grave todavía: vive a ocho cuadras de mi casa“, narró.

“Yo no puedo respirar, no puedo salir tranquila de mi casa. Desde el viernes mi vida se ha convertido en una dependencia total y absoluta de otras personas“, sostuvo Peñalva, quien también dijo que sus allegados la acompañan en cada momento de su día para que no esté sola.

“Hacés una denuncia, hacés dos denuncias, te dan un botón antipánico, ya hay denuncias previas… La pregunta es: ¿qué tenemos que esperar? ¿Qué tengo que decir yo? ¿Están esperando que me encuentren en una bolsa?“, remarcó. Convencida de que el tratamiento de su caso fue “totalmente injusto”, pidió no tener que llegar a situaciones más graves para que actúe la Justicia.

“El extremo no puede ser la bolsa, el extremo no puede ser una zanja, el extremo no puede ser una valija, no pueden ser cenizas. En el medio pasan cosas que nos dan miedo, que nos asustan, que nos preocupan”, dijo, en un fuerte llamado de atención, y siguió: “Entonces, loco, si tenés a un tipo caminando en la calle, que no sabes cómo está porque es una persona que se encuentra insana, que han declarado que no puede convivir con terceros, ¿por qué no lo pones en cana? ¿Por qué no lo pones en un lugar para gente que está mal de salud mental? ¿Por qué nosotros tenemos que estar aguantando esta situación? Yo estoy presa en este momento. Tengo que salir de mi casa y mirar para todos lados. Tengo a personas que están controlándome y yendo a cada uno de los lugares a los que yo voy para cuidarme. Es una locura”.

En eso, Peñalva pidió que la Justicia sea más ágil. “No es justo que yo sea la presa y que él esté libre; que yo me tenga que resguardar y me tenga que encerrar, y que mi rutina cambie, y que no pueda trabajar. No puedo ir a eventos, porque no los puedo promocionar. Digo banalidades como para que entiendan cómo se transforma la vida”, ejemplificó y se quejó, también, de que el botón de pánico se queda sin batería a las tres horas y que, por eso, “tiene que estar enchufado constantemente” por lo que no puede llevarlo a la cancha o a otros lugares que frecuenta.

Luego, se dirigió directamente a su acosador: “Le estoy hablando a Walter, a este tipo. Vos mirás absolutamente todos los programas, flaco, yo no quiero nada de vos. No quiero que me regales flores, no quiero que me des un libro, no quiero que me des chocolates. Yo lo único que quiero es volver a vivir mi vida de una forma normal. Quiero poder trabajar tranquila, quiero poder salir tranquila, quiero poder ir a tomar un mate a la plaza si tengo ganas, quiero poder ir al supermercado tranquila. Te tengo miedo, chabón. Te tengo miedo y no quiero nada tuyo”.

“No te conozco, no sé quién sos. Te pido por favor, déjame tranquila. No te hice nada, no me conocés, no te conozco. Te pido por favor, si estás mirando este programa, no me molestes más. Necesito realmente, de corazón, recuperar mi vida. Quiero volver a la normalidad. Hace dos meses que parece que vivo dentro de una película de terror. No quiero nada tuyo. Si tenés problemas psiquiátricos, hacete atender, internate. Pero date cuenta: ya tenés una mujer que te dijo que no, otra mujer que te dijo que no. Por favor, no lo hagas más”, apuntó.

A su vez, planteó que esta situación es “angustiante” y le da “muchísimo miedo”. “Sueño todo el tiempo que está entrando por el balcón de mi casa. Desde el viernes que pasó esto que no duermo bien”, dijo y agregó: “¿Qué tengo? ¿Que caer con un ojo morado? ¿Me tienen que encontrar tirada? Lo único que pido es que les presten atención a las chicas. Cuatro comisarías recorrí para que me den un botón. Me mandaron a una, no había. Me mandaron a otra, no había. Me mandaron a otra, no había. A cuatro comisarías. ¿Cuántos femicidios hubo esta semana? Contamos un montón de muertes de pibas. Agilicen la Justicia. No les cuesta nada. Y los casos intermedios también son violencia de género. Los casos de acoso también son violencia de género. Lo único que pido es que se haga justicia”.

Y, por último, volvió a dirigirse a Graziano. “A este señor: si está mirando. Por favor, no me molestes más y no molestes más a nadie. Deseo de corazón que te puedas curar y que te puedas sanar. Realmente deseo de corazón que te puedas atender y que te mejores. Porque está claro que no estás bien, porque nadie que esté bien puede hacer algo así. No te deseo nada malo. Lo único que te deseo, por favor, es que te atiendas y que intentes curarte la cabeza porque no te funciona, porque con tres denuncias y un montón de veces te pedí, por favor, que no te acerques”, cerró.

Rosario3

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