Unas 1.000 personas disfrutaron la noche de ayer lunes del Festival de Cante Fosforito de Puente Genil en su 57 edición, que se celebró en la caseta municipal del Garrotalillo. La cita comenzó con las palabras del cantaor y director de la Cátedra de Flamencología, David Pino, a cuya entidad se ha dedicado esta edición por su contribución al cante durante un cuarto de siglo. Sobre las tablas, el alcalde, Sergio Velasco, Fosforito y la concejala de Cultura, María Delgado.
Francisco Heredia, ganador del Concurso Membrillo de Oro de Puente Genil 2022, comenzó a calentar motores en el festival, que terminó a capela por fandangos.
Tras esta intervención salió al escenario la figura consagrada de El Pele, muestra del magistral cante cordobés, con un zambra. Su segunda actuación se la dedicó al maestro Fosforito por seguirillas, un estilo propio e inconfundible y siempre entregado, lo que el público reconoció con un caluroso aplauso. Continuó con unas malagueñas sui géneris y siguió con una amalgama resultona que se agradeció por novedosa y melódica.
La hora del duende y la magia llegó con la voz de Aurora Vargas, sus alegrías magistrales y una soleá con un acento marcado gitano. Una Vargas que revolucionó y demostró que lleva el cante en la sangre.
Aurora Vargas, durante su actuación. VIRGINIA REQUENA
El baile
La segunda parte del festival arrancó con Águeda Saavedra y su cuadro flamenco. La joven bailaora pisó fuerte con un estilo y escenografía únicos. El conjunto malagueño tuvo una actuación brillante, principalmente sus cantaores teloneros. Con media granaína comenzó la actuación, rematada con aires malagueños por verdiales. Los tangos los bailó con mucho gusto, las alegrías las bordó y continuó subiendo el nivel con una soleá por bulerías. La seguirilla se la dedicó al maestro Fosforito, con cariño sublime y una interpretación que ejecutó con solvencia, capacidad y juventud.
Con 24 años y una voz propia y elegancia, Manuel de la Tomasa, perteneciente a una saga de artistas, dio muestras de los genes y de la proyección que le espera.
Julían estrada, durante su actuación en Puente Genil. VIRGINIA REQUENA
Por su parte, Julián Estada, con un gran acompañamiento musical, cantó por farruca maravillosamente, con una guitarra, la de Silveria, que engrandeció la figura del pontanés, que ofreció un montaje flamenco fusión que mantuvo en alza e ilusionado al público hasta entrada la madrugada, lo que dice mucho de su sobresaliente actuación.
Siguió en la misma línea musical por tangos, haciendo las delicias del espectador tocando por distintos estilos de Hueva, siendo uno de los grandes triunfadores de la noche.