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Más dengue, olas de calor y aire contaminado: un informe mundial advierte del impacto del cambio climático en la Argentina

El cambio climático está afectando la salud en todo el mundo, pero su efecto en el cuerpo es peor en esta parte del planeta. Lo advirtió este miércoles un extenso grupo de científicos en un informe que analizó más de una decena de indicadores hasta llegar a dar esta mala noticia.

El último estudio de The Lancet Countdown, que se publicó en esa prestigiosa revista científica y fue presentado en una conferencia de prensa internacional de la que participó Clarín, alerta sobre ese impacto negativo en la salud mundial en general, en la de Sudamérica en particular, y en la de Argentina puntualmente.

Elaborado por un equipo de 122 expertos de 57 instituciones académicas y con la Organización Mundial de la Salud (OMS ) como socio estratégico, la investigación advierte que 10 de los 15 indicadores que miden las amenazas sanitarias de un mondo cada vez más caliente alcanzaron «nuevos récords preocupantes».

Y quienes habitamos estas latitudes, además de estar peor, estamos empeorando más rápido.

El calor extremo, el aumento de los brotes de dengue, la pérdida de cobertura forestal y la contaminación del aire, que es lo que más se agravó acá, ya están afectando la vida y el bienestar de millones de personas en el país.

«Estamos observando que, en lugares como Sudamérica, la situación está empeorando muy rápidamente. Como recordarán, en Argentina tuvimos una sequía extrema en los últimos años, y eso se está volviendo cada vez más frecuente; los datos lo muestran con mucha claridad», dice a Clarín Marina Romanello, la directora ejecutiva The Lancet Countdown, durante esa presentación.

Como la experta es argentina, en su respuesta privilegia hablar de otro efecto de la crisis climática, en este caso, uno epidemiológico, que nos afectó históricamente en 2023 y que ya circula en el centro del país un mes antes que el año pasado.

«La expansión del dengue hacia el sur también es evidente en los datos. Aún no capturamos (en Sudamérica) datos así respecto el chikungunya o el mal de Chagas, que son preocupaciones mucho más endémicas y locales, pero tenemos evidencia de que también están aumentando en otras regiones. Así que las amenazas que enfrentamos están creciendo, y la exposición al calor ha aumentado de forma realmente dramática«, marca Romanello.

Calor letal

El calor extremo, marca el estudio, afecta a la población más expuesta, especialmente a personas adultas mayores, a quienes trabajan en el campo y a comunidades con acceso limitado a servicios de salud.

«Desde los años 90, la mortalidad relacionada con el calor aumentó un 167% a nivel global, una tendencia que se refleja en los países sudamericanos, donde cada vez se reportan más casos de agotamiento y golpes de calor», se lee en las conclusiones.

Eso se refiere a que la escasez de agua potable y la sequía severa -como la que sufrió nuestro país- golpean la producción agrícola, generando precios elevados de alimentos básicos. En 2022, más de 151 millones enfrentaron inseguridad alimentaria, un número que los expertos estiman podría aumentar si las temperaturas siguen en ascenso.

«Estamos analizando la influencia de las temperaturas, y lo que observamos es que, si las temperaturas no hubieran cambiado desde los años 90, solo habríamos esperado un aumento del 65%. Así que vemos que la gran mayoría de ese crecimiento está relacionado con el aumento de las temperaturas asociadas al cambio climático», sigue Romanello.

En el informe hay una sección completa dedicada al calor y la salud que profundiza en los riesgos que representa para quienes realizan actividad física, en la pérdida de sueño y otros impactos en la salud, señalando la morbilidad y mortalidad asociadas a la exposición al calor.

La exposición al calor extremo afecta de manera significativa a los argentinos.

Entre 2014 y 2023, los menores de un año y los mayores de 65 experimentaron un aumento del 216% y 242% de los efectos, respectivamente, en los días de olas de calor en comparación con el promedio de 1986-2005.

Este calor excesivo también tiene un impacto directo en la productividad laboral, y se estima que en el mismo periodo se perdieron anualmente 312,6 millones de horas laborales debido a las altas temperaturas, con una pérdida de ingresos de 1,29 millones de dólares anuales.

«En cuanto a los aspectos que están mejorando, lamentablemente, en nuestra región no ha habido suficiente avance en la transición hacia energías limpias, por lo que no se han logrado mejoras significativas en la calidad del aire a nivel local», marca Romanello.

El informe de The Lancet Countdown subraya la importancia de adoptar políticas climáticas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y fortalecer los sistemas de salud.

«Aún tenemos muchas oportunidades a través del aumento de cobertura arbórea y espacios verdes urbanos, que no estamos aprovechando tanto como podríamos. Los beneficios de la acción climática están realmente rezagados en la región. La escasa adopción de energías limpias y la dependencia de combustibles fósiles siguen siendo desafíos significativos», señala.

Argentina cada vez es menos verde

El informe también destaca que el país perdió cerca de 950.000 hectáreas de cobertura forestal entre 2018 y 2022, lo que representa el 2,4% de la superficie forestal del año 2000. Impulsada por la agricultura y la producción de materias primas, en los resultados del estudio postulan que esto «pone en riesgo la biodiversidad y contribuye al cambio climático».

A nivel urbano, el acceso a espacios verdes es limitado en nuestro país. Desde 2015, ninguna de las 8 ciudades analizadas de Argentina mejoraron sus niveles de verdor; por el contrario, Buenos Aires pasó de un nivel «bajo» a «muy bajo».

Los beneficios en la salud de mitigar el cambio climático

El informe marca que en Argentina la baja adopción de energías renovables limpias y el continuo uso de combustibles fósiles generan altos niveles de contaminación del aire, lo que aumenta el riesgo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares, cáncer de pulmón, diabetes, trastornos neurológicos, resultados adversos en el embarazo y conlleva una alta carga de enfermedad y mortalidad.

Todo esto sobrecarga los servicios de atención y demanda más recursos de salud.

Aunque la mortalidad prematura por partículas finas (PM₂.₅) derivadas de combustibles fósiles se redujo en un 8,5% en el país entre 2016 y 2021, los sectores de transporte e industrias siguen generando altos niveles de polución.

Ante el avance del cambio climático, los expertos de The Lancet llaman a implementar medidas que promuevan la protección de la salud pública. En eso, en el país estamos mejor.

«En Argentina, las publicaciones científicas sobre salud y cambio climático han crecido notablemente, con un promedio de 10 artículos anuales entre 2014 y 2023, frente a solo 2 por año en la década de 1990», estima.

Parece una buena noticia, pero, aclaran, Latinoamérica aún representa menos del 4% de la producción científica global en este tema.

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