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Ozempic y otros fármacos: pueden usarse en niños y adolescentes que necesitan bajar de peso?

La situación es crítica y el futuro poco alentador: la obesidad está aumentando entre niños y adolescentes “y se esperan porcentajes aún mayores en los próximos años”, dijo a La Capital la pediatra Claudia Campbell, quien se dedica, junto a un equipo de especialistas, a tratar este problema de salud en los chicos y de manera integral. El desafío a nivel médico, estatal, social y cultural es enorme, pero debe enfrentarse. “No basta con indicarle (a un paciente) que coma menos y se mueva más, no es solamente falta de voluntad”, expresó, dando cuenta de la complejidad de los tratamientos, que en casos puntuales hoy pueden valerse también de fármacos. ¿Ozempic y Dutide, dos de las marcas más conocidas entre adultos que necesitan bajar de peso, pueden utilizarse en adolescentes?

La especialista explicó en esta nota que existen otras opciones aprobadas para estos grupos y dio detalles de cuáles son y qué efectos tienen estas drogas. Habló también de la resistencia (familiar, social) que suele existir cuando se indican medicamentos en el marco de un tratamiento de la obesidad en chicos.

En cuanto al panorama general, Campbell fue contudente: “Sí, cada vez tenemos más consultas de niños, niñas y adolescentes con sobrepeso y obesidad. Esto concuerda con las estadísticas mundiales. La pandemia de Covid, en el 2020, profundizó la expresión de esta enfermedad silenciosa, y particularmente estamos viendo casos de obesidad grave con impacto multiorgánico en edades cada vez más tempranas”, alertó la pediatra, ante la consulta de este diario.

La obesidad es una enfermedad “crónica y recidivante (que puede regresar luego de cierta mejoría), que va a acompañar al paciente probablemente toda su vida”, destacó Campbell. Por eso, la posibilidad que hoy tienen los profesionales de comprender la complejidad de la conducta alimentaria donde sabemos que están alterados distintos mecanismos homeostáticos de la regulación del hambre-saciedad, donde hay alteración del sistema de recompensa en áreas específicas del sistema nervioso central, “nos lleva a buscar otras alternativas y herramientas en el tratamiento más allá de los cambios en los hábitos y en el estilo de vida, como la psicoterapia, la farmacoterapia y la intervención quirúrgica en casos seleccionados”.

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¿Cuáles son los tratamientos que pueden dar mejores resultados y sostenerse en el tiempo? ¿Qué impacto tienen en la población infanto juvenil las “nuevas” drogas tan usadas entre los adultos para el descenso de peso?

Campbell, quien integral el área de obesidad infantojuvenil de Grupo Oroño, fue contundente al señalar que la indicación de fármacos para la obesidad “viene a complementar una alimentación saludable y la actividad física”. Aclaró que la medicación “no ofrece soluciones mágicas, y no está exenta de efectos secundarios”.

Por eso , la decisión de comenzar con fármacos “se evalúa teniendo en cuenta diferentes aspectos que evaluamos dentro de la consulta médica, como la historia de tratamientos previos, el grado de obesidad, el impacto orgánico y comorbilidades asociadas, el estigma que genera la enfermedad, plazos de objetivos terapéuticos, entre otros”.

“La farmacoterapia no debe considerarse como un último recurso, sino como una parte integral del tratamiento para la obesidad”, enfatizó.

obesidad infantil

Los medicamentos aprobados

Específicamente para el tratamiento de la obesidad en adolescentes se cuenta con distintos tratamientos farmacológicos. Sin embargo, Ozempic y Dutide, dos formas comerciales de semaglutida, no tienen aún la aprobación para chicos.

“Hoy contamos con fármacos como el Orlistat que ya tiene muchos años en el mercado, y si bien está aprobado para mayores de 12 años, posee efectos secundarios gastrointestinales que conllevan a la falta de adherencia al tratamiento”, detalló Campbell.

Desde el año 2022 la Anmat aprobó la liraglutida en mayores de 12 años en el control de peso en combinación con una nutrición saludable y mayor actividad física. “La liraglutida es un análogo GLP-1 que actúa en la regulación del hambre y la saciedad a nivel del sistema nervioso central y además tiene otros efectos locales en el estómago enlentenciendo el vaciado gástrico y efectos metabólicos en relación a la secreción de insulina-glucagón mejorando la regulación de la glicemia”, especificó.

Se comercializa como Saxenda que es la única en el mercado y es de colocación diaria subcutánea: “El formato del medicamento viene en lapiceras prellenadas como la de la insulina y una nano aguja que hace más llevadero el tratamiento”.

La asociación europea de medicamentos aprobó hace poco tiempo este fármaco no solo para adolescentes sino también para el tratamiento de la obesidad en mayores de 6 años: “Es una gran noticia y esperemos también se replique en nuestro país, y así contar con más herramientas para su abordaje a edades más tempranas”.

Qué fármacos y a qué edades

Fármacos comercializados como Ozempic y Dutide, que son las marcas comerciales de la semaglutida (también es un análogo GLP-1) “están aprobados para el tratamiento de Diabetes tipo 2 (fue a partir de ese uso que se vio que ayudaban al descenso de peso) en el adulto no para la obesidad”. Estamos esperando que ingrese al país Wegovy, “que es semaglutide en titulaciones más altas de 2.4 mg aprobada para el tratamiento para la obesidad en mayores de 12 años y más de 60 kilos, también de aplicación subcutánea, pero con la ventaja de ser la colocación semanal. Es probable que en septiembre de este año ya la podamos comenzar a utilizar”.

Claudia Campbell explicó a este diario que existen otros fármacos como Fentermina/Topiramato aprobados por FDA en mayores de 12 años “pero no están autorizados en nuestro país”. Naltrexona/Bupropión es otro fármaco aprobado por Anmat para la obesidad de acción central en mayores de 18 años.

“La farmacoterapia para el tratamiento de la obesidad está en pleno auge de descubrimiento y experimentación y es probable que en los próximos años contemos con nuevas drogas”, dijo la especialista. A la vez comentó que existe resistencia (familiar, social) en cuanto a la medicalización en las infancias :”Nadie discute el tratamiento antibiótico para una neumonía… en cambio para el tratamiento de la obesidad parece exagerado o innecesario. Hay mucha desinformación y desconocimiento de la enfermedad como tal. Cuando logremos como sociedad comprenderla, seguramente haya más apertura y menos resistencias”.

Las barreras económicas

La pediatra hizo referencia también a otro tipo de dificultades: las económicas. “Muchas veces las familias se deciden a comenzar el tratamiento pero los costos son muy altos y las obras sociales no ofrecen cobertura o solo en un porcentaje. Faltan políticas públicas que colaboren con el acceso al tratamiento integral de la obesidad”, enfatizó.

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