La rápida subida de los tipos de interés hasta el 4,15% actual ha desbarajustado las economías familiares. El efecto de la subida de tipos se ha dejado notar también en el mercado de deuda pública y pide a gritos una reacción por parte del cliente bancario.
Estas son algunas de las estrategias defensivas que se pueden seguir en los próximos meses para minimizar el impacto de la inflación y el alza de las hipotecas en la economía familiar y que algunos asesores financieros están transmitiendo a sus clientes.
Amortizar los préstamos si es posible
La amortización anticipada de los préstamos es una de las medidas más utilizadas en los últimos meses en España. El Gobierno eliminó las comisiones por amortización anticipada de las hipotecas variables hasta el 31 de diciembre de 2023, por el Real Decreto-ley 19/2022. Si es posible, la cancelación anticipada es conveniente para oxigenar las cuentas familiares, pero no es adecuado en términos generales si las condiciones de la hipoteca (el diferencial con el euríbor) es muy bajo. Por ejemplo, con un diferencial del 0,30 o 0,35 puntos o menos en una hipoteca variable, conviene pensarlo dos veces. En ese caso, casi es mejor valorar si será necesario recurrir a otro préstamo en el futuro, cuyas condiciones serán mucho peores. En cualquier caso, los hogares españoles siguen reduciendo el dinero que tienen depositado en los bancos, tanto para destinarlo a otros productos de inversión y ahorro más rentables como para paliar el golpe de la alta inflación.
Pedir al banco la revisión de condiciones de las cuentas corrientes
Frente lo avistado de algunas entidades que obligaron a contratar productos poco ventajosos para evitar comisiones de mantenimiento, en estos momentos es bueno exigir al banco que mejore las condiciones de las cuentas corrientes y los depósitos. Ha llegado el momento de exigir rentabilidades del 3% en el caso de depósitos y algún tipo de rentabilidad para las cuentas. Cambiar de banco o mejorar la vinculación con la entidad más rentable es posible en estos momentos. Algunas entidades llegaron a cobrar comisiones de mantenimiento superiores a los 200 euros anuales y ha llegado el momento en que los clientes recuerden esa práctica de dudosa lógica.
La trampa/oportunidad de la renta fija y el momento de amortizar
Los clientes atrapados con productos de renta fija que no comportaban asegurar el capital deberán aguantarse ante una situación poco propicia. Pero los expertos están anunciando ya un cambio de ciclo. Cuando suben los tipos de interés los títulos de renta fija en condiciones peores que las del mercado bajan de precio (el capital o dinero invertido baja a la espera del reembolso al final del periodo acordado). Por el contrario, en la situación actual se anuncia una progresiva reducción de los tipos de interés. Si se contrata ahora un producto de deuda pública o de renta fija con una rentabilidad interesante, existe la posibilidad de vender ese producto antes de su vencimiento y elevar el capital invertido antes del plazo de pago acordado. Para aquellos atrapados en algún producto con rentabilidades bajas acordadas, será difícil vender antes de tiempo. Por ejemplo, las Letras del Tesoro a 12 y seis meses ofrecen una TAE (tasa anual equivalente) prácticamente idéntica y que deja a los inversores con la incógnita de qué plazo elegir para maximizar el retorno de su inversión. Los expertos apuntan ahora a que es mejor comprar títulos de renta con una duración más larga ahora que el fin del ciclo de la subida del precio del dinero está llegando a su fin. Si el BCE comenzara a recortar los tipos antes de lo previsto, los inversores podrían lograr un retorno superior vendiendo sus títulos en el mercado secundario antes de que llegaran a su vencimiento.