Poquito y nada de un Central al que las pretensiones de dar un salto de calidad le jugaron una mala pasada. Un equipo que quedó expuesto de principio a fin en un 0 a 0 ante un modesto San Martín de San Juan que por momentos le manejó el partido.
Las apuestas de Ariel Holan no funcionaron, el fútbol jamás fluyó y por eso las feas sensaciones con la que los hinchas se fueron del Gigante. Un capítulo más en este Clausura y la ratificación de que el equipo necesita trabajo, que tiene un montón por mejorar.
Para ansias de protagonismo será necesario un equipo conectado de principio a fin, algo que Central no hizo ante San Martín (SJ). Fue muy pobre lo del Canalla en eso primeros 45 minutos en los que se jugó como quiso la visita. Perdido Central, desconcentrado, ido del juego. Si con haberle creado una chance, en los primeros 5 minutos, San Martín le marcó la cancha. Es que el Canalla corría detrás de la pelota porque no la tenía y cuando la recuperaba la perdía de inmediato.
Un oasis fue esa media chilena de Enzo Giménez que se fue cerca del palo derecho, porque Central no había hecho ni el más mínimo mérito para ponerse en ventaja.
Broun siempre cumple cuando atacan a Central
Un par de intervenciones certeras de Broun (le tapó un taco a Tomás Fernández en el primer palo) impidieron lo que hubiese sido una tarde completamente a contramano. Los laterales sufrían, el doble 5 fallaba en la marca y no aportaba salida clara, Malcorra y Cantizano estaban ausentes y Di María otro tanto. Conclusión: Veliz lo sufría allá arriba, sin que la pelota le llegara.
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El Central de intento de jugadas, pero sin juego se ilusionó con ese remate de Ibarra del borde del área que Borgogno mandó al córner, pero la imagen del arquero sanjuantino en tres cuartos de cancha moviendo los brazos batallando el frío, en soledad, era un buen ejemplo de lo que sucedía. Hacía más de cinco minutos que San Martín tenía a Central en su su arco, sin poder salir. Fue el momento en que el estadio arremetió con el “movete, canalla movete”.
Y poquito de ahí en más, apenas un cabezazo (con mucha dificultad) de Veliz y un zurdazo de Cantizano que Borgogno tapó en el primero palo, después del primer intento de maniobra colectiva. Flojísimo primer tiempo del Canalla.
Las intenciones de uno y otro cambiaron el trámite
Sólo las intenciones cambiaron en el inicio del complemento, ya con Campaz (también Elordi) en cancha. Central fue con mayor decisión, pero el fútbol nunca lo tomó de la mano, por eso los inconvenientes para generar algo interesante.
Siguió siendo un equipo de jugadas, pero sin juego. Algo que se acentuó cuando Holan rompió el doble 5 (salió Ibarra) para poner otro jugador de área.
Un cabezazo defectuoso de Veliz y un par de centros venenosos de Campaz a los que Copetti no pudo ponerles el moño con el botín derecho fueron lo más peligroso. En el primero, Bognogno la sacó al córner, luego no llegó a puntearla.
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El juego nunca pudo fluir
Quizás Central merecía un poquito más, pero el sustento era escaso y no sólo eso, sino que el desconcierto fue en ascenso. Di María se metió decididamente más en el centro, pero ni siquiera de esa forma el fútbol canalla pudo fluir.
Lo mejor que le pasó a Central en ese segundo tiempo, también de desorientación absoluta, fue que San Martín optó por no ir por el mismo protagonismo de la primera etapa. Eso fue lo que hizo que el Canalla sintiera que podía hacerse dueño del trámite, pero fue, a la vez, lo que lo expuso como equipo.
Todo lo que intentó el equipo de Holan no terminó en nada y fue decididamente porque estuvo a años luz de ese andar sólido al que todos aspiran. Por eso todo terminó siendo intentos desesperados sin sentido. Todos ingredientes de un Central apático, terrenal y previsible. Un partido que dejó poco y nada.