La vicepresidenta presentó una denuncia en la Justicia federal contra la diputada libertaria, Javier Negre, Nicolás Márquez y varios operadores digitales del mileísmo. Los acusa de amenazas, hostigamiento e incitación al odio. La respuesta del entorno presidencial fue inmediata y agrava la fractura dentro del gobierno.
Sin tapujos
La interna del gobierno libertario volvió a estallar, esta vez con un fuerte componente judicial. La vicepresidenta Victoria Villarruel denunció penalmente a la diputada Lilia Lemoine, al comunicador español Javier Negre, al biógrafo presidencial Nicolás Márquez y a varios usuarios de redes sociales vinculados al oficialismo por presuntas amenazas, hostigamiento sistemático e instigación a la violencia.
La presentación judicial, radicada ante el juez Sebastián Casanello, detalla una serie de ataques públicos y digitales que, según Villarruel, configuran una campaña coordinada con el objetivo de forzar su renuncia, debilitar su rol institucional y perseguirla por diferencias políticas dentro del espacio.
La denuncia (expediente 3163/2025) no se limita a episodios aislados. Villarruel señala una trama organizada que incluiría:
- Amenazas anónimas o públicas desde redes sociales.
- Campañas de desprestigio orquestadas desde medios como La Derecha Diario.
- Publicaciones constantes que la señalan como “traidora” y “enemiga del Presidente”.
Según el escrito, la finalidad de estos ataques sería “socavar su autoridad institucional como presidenta del Senado” y “provocar un golpe de efecto para desplazarla del gobierno sin sustento legal”.
También solicita investigar si estas acciones se financian con recursos estatales o cuentan con cobertura política directa del Ejecutivo.
Respuesta del entorno mileísta: “Renunciá, Victoria”
La reacción fue inmediata. Lilia Lemoine, diputada oficialista y una de las denunciadas, publicó en sus redes sociales una serie de mensajes cargados de hostilidad hacia la vicepresidenta: “Renunciá, Victoria. No uses más el Senado para perjudicar al Gobierno y al Presidente. Demostrá honor”.
En la misma línea, Javier Negre ironizó sobre la denuncia y la acusó de querer “silenciar voces críticas” dentro del espacio, al tiempo que Márquez redobló sus cuestionamientos llamándola “funcional al kirchnerismo”.
Varios usuarios de la red social X —también mencionados en la denuncia— se sumaron con publicaciones virulentas, mientras otras figuras libertarias sugirieron que Villarruel debería “irse del gobierno si no comparte el rumbo”.
Una interna que ya es crisis institucional
Aunque los cruces entre Villarruel y el sector más duro del mileísmo no son nuevos, esta denuncia judicial marca un punto de inflexión. Por primera vez, la número dos del Ejecutivo lleva a la Justicia a referentes del propio espacio oficialista, configurando un choque frontal dentro del gobierno.
Desde Casa Rosada no hubo declaraciones oficiales, pero fuentes cercanas al presidente deslizaron malestar con la decisión de judicializar el conflicto. Algunos ya hablan de una ruptura política irreversible
La denuncia de Villarruel abre un interrogante político de peso: ¿puede continuar un gobierno con una vicepresidenta enfrentada públicamente con los principales operadores del presidente? El conflicto ya trascendió lo personal y afecta la arquitectura institucional del oficialismo.
En medio de un contexto de ajuste brutal, deterioro social y creciente rechazo a las políticas libertarias, la fractura en la cúpula del poder podría profundizar la crisis política. Y lo que antes se manifestaba como “diferencias internas” ahora ya se expresa como guerra abierta con denuncias penales incluidas.